Todos sabemos que, si osas llegar a
una oficina de gobierno sin TODOS los documentos, perderás el tiempo inutilmente. Por ello
me preparé como para demostrar la propiedad de un terreno en la luna incluyendo
un curso de técnicas Zen para mantener la calma. Me tomó varios días reunir todos
y cada uno de los requisitos, muchos de los cuales resultaban absurdos, pero parecen
tienen una sospechosa razón recaudatoria.
En mis pertrechos se incluía ropa
cómoda, dos plumas, celular con pila al 100%, una novela rusa de 800 páginas,
un paquete de galletas Emperador (Uno nunca sabe), monedas por la remota posibilidad de que
faltara una copia más, un cojín de viaje y, por supuesto más de 50 documentos
entre originales y sus tres respectivas copias, según la escrupulosa
observación del formulario que la página web de la dependencia señala (por cierto,
ese último documento se debe imprimir para ser llenado a mano).
La misión era tan sólo renovar la
tarjeta de circulación, pero para ello -me enteré- hay un pre-requisito: demostrar, en su caso,
el cambio de propietario. Remitiéndome de nuevo al mentado formulario, es
inútil presentarse si no lo hiciste antes en la caja del banco con la consabida
línea de captura que –claro- también se debió imprimir, aunque ello te haya
implicado escudriñar en la página Web por varios minutos. Obviamente yo pagué
los derechos de ambos trámites (recuerdo que pensé con gran satisfacción en la
caja del banco: "esto es lo que se llama visión intuitiva, estos güeyes no
me la van a aplicar a mí haciéndome regresar por algo que de cualquier manera
debo pagar").
Hoy fue el día "D", llegué
tempranito porque sólo entregan 100 fichas. Aún así, de una larga fila no me
salvé, lo bueno es que más de la mitad de los quizá 30 madrugadores no pasaron
de la primera ventanilla, ¡ilusos! no iban preparados.
Una hora después de mi llegada por
fin pasé a la ventanilla 7.
- ¿Qué tramite?- dijo una adusta
mujer después de engullir un gran bocado de su torta de tamal (era rojo a
juzgar por la mancha de mole en alguna comisura de su boca)
Yo, haciendo gala de mi mejor sonrisa
conteste: ”Buenos días, en realidad son dos, señorita” (lo dije rogando a dios
que no me contestara que hoy sólo podría efectuar uno).
- ¿Cuáles?
-Cambio de propietario y renovación
de tarjeta de circulación
- ¡Huy! ¿No me diga que pagó 2 veces?,
¡Ay, señor! es un sólo trámite- me informó con un tono despreocupado, y añadió:
“¿Y para qué trajo tanta copia? Con una bastaba y el formulario no es necesario
¿Qué no ve que yo se lo estoy llenando directamente?
Sentí que me hervía la sangre, encima
de que pagaste doble, te hacen sentir idiota, y además tienes que aguantar vara
y dócilmente asumir ese papel (de idiota), y no es que ahí entren las técnicas
Zen, sino que, en esas circunstancias es lo más asertivo, no sea que te castiguen y con
cualquier pretexto te hagan regresar otro día (O sea hay que elegir el mal
menor)
Yo no sé si observar la reacción de los usuarios es la oculta
afición la burócrata, pero eso me pareció a mí. Antes de que yo atinara con la
respuesta conveniente, la mujer repuso:
¡Pus ya qué! ¿verdad?
Y continuó: "Todos sus papeles están en orden”
"¡Vaya! por fin una buena noticia" ,pensé
-Pero ¿Qué cree?, tiene que ir a sacar una copia porque la
credencial de elector debe ir separada de la tarjeta de circulación vencida.
Unos 30 minutos después de regresar con la copia de a $2.00,
estaba yo esperando que me entregaran el documento y entonces pensé: “Voy a
tomar una foto para subir este calvario al Facebook. Así lo hice, pero por
descuido no le quité el flash. ¡Oh, oh! Inmediatamente cuál operativo ensayado,
los empleados empezaron a señalarme y a cuchichear, y en cosa de un minuto un
señor me abordó como lo hubiera hecho el maître de un hotel para preguntarme si
me habían atendido bien. Contesté con un llano sí.
Con mi imprudencia yo supuse que me harían esperar un par de
horas, pero no, sorprendentemente fui la primera persona a quien le entregaron
la tarjeta mucho. Salí de la dependencia con una sonrisa y planeando compartir
la experiencia.