martes, 2 de junio de 2015

Alcalá de Henares, Patrimonio de la Humanidad

Lo de hoy en materia de viajes es la especialidad o turismo temático. Así, cada vez son más familiares términos como: turismo de aventura, turismo religioso, o gastronómico. Pues visitar Alcalá de Henares podría catalogarse como: turismo literario. 
Alcalá de Henares es a España lo que Florencia a Italia. El llamado Siglo de Oro Español, no es sino la versión hispánica del Renacimiento, periodo que empieza (según unos) en 1492. Una serie de hechos fortuitos, hacen de esta villa fundada por los romanos con el nombre de Complutium, el punto de partida del florecimiento de la cultura humanista, que caracterizó esa época.
En 1499 el Cardenal Cisneros, que había estudiado gramática en Alcalá, funda la Universidad Complutense. Algunos egresados famosos confirman lo trascendente del hecho: San Ignacio de Loyola, San Juan de la Cruz, Lope de Vega, Calderón de la Barca y Tirso de Molina. Por si fuera poco, a escasos metros del Colegio Mayor de San Ildefonso nació la Máxima gloria literaria del idioma que hablamos: Miguel de Cervantes Saavedra. Y para rematar Santa Teresa de Jesús ungió con su presencia el poblado al fundar un convento.
Actualmente todos los Sábados sale de la estación Atocha de Madrid un tren especial rumbo a Alcalá. Se trata de un tour cuyos guías son actores disfrazados a la usanza del Siglo XVII. La experiencia de que sea el mismísimo Don Quijote el que te muestre su terruño, es maravillosa.
Si en esta ciudad todo hace referencia a la literatura, durante abril todo es “Cervantino” y es que un 22 de ese mes falleció su hijo predilecto; el Manco de Lepanto. La conmemoración hace del centro de España (Madrid, Castilla León y Castilla La Mancha) un corredor cultural con ferias del libro, exposiciones especiales en los museos, conferencias, eventos escolares y certámenes literarios, siendo desde luego, lo más destacado el Premio Cervantes (del que haré referencia más adelante).
Independientemente de la temporada, el centro de la ciudad es encantador, conserva casi intacta su arquitectura del siglo XVII, destaca la calle Mayor o Judería, un largo andador peatonal con portales muy pintorescos a ambos lados. Muy cerca se puede visitar la casa donde supuestamente nació el Príncipe de los Ingenios, cuyo interés realmente es ver cómo vivía la clase acomodada de aquella época y por último la Plaza Cervantes que regala postales maravillosas incluyendo los enormes nidos de cigüeña con polluelos de casi tres kilogramos y el Corral de Comedias, que es una muestra viva de los escenarios donde los dramaturgos competían con su arte.
La creación de la Universidad Complutense, fue lo que vino a transformar a Alcalá de Henares de una localidad medieval con marcada influencia judía y árabe en una ciudad Renacentista que, junto con Toledo fue referente del centro de España (Madrid era apenas una pequeña villa desconocida). Un nombre más lógico hubiera sido Universidad Alcalaína, pero recién se había expulsado a los árabes y Al-Qualá sonaba muy morisco. Entonces es probable que se le denominara Complutense para asociarla mejor a Complutum, asentamiento romano que precedió a la invasión arábiga. Recuérdese que las ideas renacentistas implicaban sepultar el Medioevo con un retorno al clasicismo Grecorromano.
Rápidamente la institución ganó prestigio gracias a sus estrictas prácticas. Una de ellas era la última prueba, equivalente al examen profesional. En el Aula Magna o Paraninfo se situaba en la cátedra, es decir en el púlpito de los catedráticos al examinando, quién durante 6 u 8 horas debía demostrar al profesorado sin lugar a dudas estar perfectamente apto para el ejercicio de su profesión.
Ya mencioné algunos de sus alumnos más destacados, pero no dije que varios de ellos no aprobaron ¡Quién lo diría! Calderón de la Barca, Tirso de Molina y San Ignacio de Loyola fueron "manteados". Hoy se diría que fueron objeto de Bulling. Resulta que por reprobar, se hicieron merecedores al vilipendio. Al quedar expulsados, según la tradición fueron objeto de burla por parte del resto de los estudiantes, quienes les pusieron orejas de burro (auténticas) y arrojados en una manta sufrieron la "gran nevada". Así le llamaban a la generosa lluvia de escupitajos y otros efluvios humanos de todas texturas y colores, luego, envueltos con el mismo lienzo los sacaron por la puerta de los burros donde el pueblo se encargó de expulsarlos de la ciudad. (El fundador de los jesuitas terminó la carrera en la Sorbona de Paris).
En 1513 se construye el Colegio Mayor de San Ildefonso. Ya desde entonces la intención del Cardenal Cisneros era transformar la localidad en una, textualmente, ciudad universitaria. Hacia 1551, por cédula real anticipada de Felipe II se funda -para decirlo en lenguaje moderno- “el Campus Nueva España”, que más adelante sería avalada por el Papado y a la postre terminaría por convertirse en la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM).
No se sabe si fue manteado, pero consta que uno de nuestros representantes mexicanos del Siglo de Oro Español, Juan Ruiz de Alarcón estudió en la entonces Real y Pontificia Universidad de México y consta también que Juana Inés de Asbaje y Ramírez de Santillana, ante la imposibilidad de ingresar al instituto por su calidad de fémina, formó parte de la Corte Virreinal -se cree- para tener rose con la crema y nata de la intelectualidad que en su mayoría era egresada de la “Complutense de Petatiux”
Volviendo al viejo mundo, un par de datos curiosos. A nadie en México le es ajeno el término coloquial: "gorrón". Pues este apelativo se acuñó en Alcalá. Se dice que dado lo estricto de las reglas, los estudiantes ricachones (casi todos) podían llevar a sus criados con tal que éstos portaran el mismo uniforme, comieran lo mismo y durmieran en habitaciones iguales. Y eso no les agradaba a algunos clasistas (casi todos). La solución para distinguir verdaderos estudiantes de los mozos, fue hacerles usar a estos sus gorros un poco más grandes; o sea, los gorrones comían y bebían igual que el resto aunque no pagaran por ello. También estaban los empollones, que eran los estudiantes pobres que para subsistir hacían ciertos servicios cómo calentar la banca para que los señoritos pudieran tomar clases cómodamente aunque la mañana estuviera fría.
Algo sobre el Premio Cervantes. Existía ya el Novel para cualquier idioma, o el Booker Prize para literatura en Inglés, pero un lauro de incuestionable relevancia para las letras Castellanas no lo había. No fue, sino hasta la muerte de Franco (1975) que se instituyó el Premio Cervantes. Casualmente o no, el primer reconocimiento se le otorgó en 1976 a Jorge Guillén, poeta exiliado de la Guerra Civil desde el año 1938. Personalmente pienso que sus fundamentos no podían ser sino los que son. Primero, lo otorga el Ministerio de Cultura de España y el pleno de la Real Academia Española (RAE) es quién propone candidatos. Segundo, Se honra a Miguel de Cervantes (si alguien tiene alguna duda, baste un dato: Después de la Biblia, El Quijote es el libro más reimpreso y traducido en la historia de la imprenta). Tercero, no hay lugar más representativo de la literatura en español que la Universidad de Alcalá.
Entre los galardonados se encuentran Jorge Luis Borges, Ernesto Sabato, Mario Vargas Llosa, Camilo José cela, así como los mexicanos Octavio Paz, Carlos Fuentes, Sergio Pitol, José Emilio Pacheco y Elena Poniatowska. Para mi gusto los grandes ausentes (que contemporaneidad pudieeon haberlo recibido) son Julio Cortazar y Gabriel García Márquez. Después de España es México el País que más representantes tiene (5).
Se entrega cada 23 de Abril, Día Internacional del Libro en el Paraninfo de la Universidad de Alcalá en una de las ceremonias más solemnes de España con la presencia de los reyes.
Alcalá de Henares es un lugar imperdible, no en balde fue declarada en1998 Patrimonio de la Humanidad.