Queridos hijos, con todo cariño les quiero avisar que yo no me retiré para pasear perros ajenos, cuidar nietos, apartar lugar
en la fila de alguien más y lidiar con un tráfico infernal al fungir como chófer oficial de la familia, conformándome con rellenar el "tiempo sobrante" realizando la actividad que me gusta.
No mis niños, me jubilé para
dedicarme a lo que siempre soñé y nunca pude por tener que trabajar para
mantenerlos a ustedes. No me estoy quejando de mi pasado productivo, lo que
hice fue lo que pude y fui feliz haciéndolo porque decidí construir esta familia
a la que amo con todo mi corazón.
Ahora soy escritor o pintor o
músico o carpintero, no gano un peso por ello; no me importa, no
es lo que busco, pero me encantaría que entiendan que mi tiempo es tan valioso
como el suyo por la sencilla razón de que cada minuto que dedico a hacer
realidad aquella vieja ilusión es también algo que le infunde vitalidad al
resto de mi existencia.
Sigo adorando a mi familia y
cuando tenga tiempo y ganas
gustoso les haré el favor de pasear a
su perro, cuidar
a sus hijos, hacer sus
trámites y
dar un aventón a cualquiera de mis amados descendientes.
Atentamente,
El abuelo
P.D. Si deciden venir a
visitarnos el fin de semana y, por casualidad traen algún platillo para
compartir, recuerden que los platos no se lavan solos.
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