21 de marzo
Hoy por hoy soy un grano de polen,
vivo en un condominio llamado escama, el vecindario es uno de
los miles que se
ubican en una ciudad llamada cono. Mi cono es uno de los cientos que esta
primavera está produciendo papá, mi padre tiene 316 años de vida, es un gran
ahuehuete, y aunque no es ni el más grande, ni el más viejo es el orgulloso
hijo del árbol de la Noche Triste; por lo tanto, soy nieto de un protagonista
de la historia de México. Podría vivir unas cuantas semanas o unos miles de
años. Por desgracia con toda seguridad lo que ocurrirá es lo primero, aún así
lucharé para lograr una larga vida.
Estoy ansioso de cumplir mi
misión; en el verano a mi alrededor habrá miles de piñas, conteniendo cada una
en su interior decenas de lindas semillas, si logro acariciar una sola de ellas,
la habré fertilizado y juntos podríamos convertirnos en un gran árbol como mi
padre o mi abuelo.
21 de junio
Durante varias semanas mis
hermanos y yo estuvimos luchando para que nuestra escama no fuera
desprendida
del cono antes de tiempo, ahora veo muy cerca de mí muchísimas piñitas
invitándome a habitarlas, entonces ya quiero volar hacia alguna de ellas, pero
tengo miedo, podría suceder que el viento me alejara del árbol. Es cierto que,
si eso ocurriera, todavía habría esperanza, pues las piñas de otros cipreses de
Moctezuma también me podían acoger. Sin embargo, en la actualidad las
probabilidades de esa opción son mínimas para granos de polen chilangos o de
grandes ciudades; aunque en Popotla hubo un bosque de ahuehuetes, ahora los más
cercanos están en Tacuba y en un parque llamado el Plan Sexenal, un poco más
allá están los del bosque de Chapultepec, pero con tantos edificios de por
medio sería imposible llegar hasta uno de ellos.
10 de julio
Después de varias semanas sin que
sucediera nada, por fin el día de hoy sí que hubo movimiento,
desgraciadamente
no como lo esperaba. Primero un pajarraco picoteó mi cono ¡maldito bicho!; en
principio eso sería bueno porque propiciaría mi liberación junto con el
regimiento de hermanos que eran mis vecinos y, estando las piñas tan cerca,
flotar hacia un nidito de amor sería pan comido, pero el muy animal, antes de
romper la cáscara dejó caer el cono conmigo abordo. Para mi mala pata en ese
momento no había nada de viento así que fuimos directo al suelo. Eso dolió
porque ahora alrededor de los troncos de mi padre y abuelo sólo hay pavimento,
por fortuna una ligera ráfaga de viento ocasionada por un microbús que pasó con
su escape abierto me elevó hasta alcanzar de nuevo el nivel del follaje. Pero
había un problema; con la velocidad, siendo yo tan pequeño podría haberme
seguido de largo, no sucedió por una telaraña que me atrapó, No sé si
agradecerle o maldecirla porque al final de cuentas no llegué a donde quería y
volví a quedar atrapado.
13 de julio
Menos mal que no le parecí
apetecible a doña araña, se me hace que ni siquiera supo de mí. Hoy se
acercó
una mariquita, yo creo que no vio la telaraña porque vino directo a la trampa, empezó
a mordisquear un pulgón también atrapado. Sin darse cuenta era una cautiva más.
Con sus movimientos desesperados
por zafarse me hizo un favor, porque al sacudir la tela yo quedé en tal
posición, que solo bastaba un sopladito de viento para buscar mi destino, pero
¡Zas! Araña, alertada por la vibración avanzó hacia el epicentro, o sea hacia
mí.
La batalla empezó, bueno más bien
la matanza porque a esas alturas Catarina estaba en bandeja de plata ¡pobre! Yo volví
a quedar sujeto entre los pegajosos hilos, traté de asirme a la única pata del
insecto, que permanecía fuera del mortal envoltorio, eso sucedió porque uno de
sus espolones se encajó en una hoja del árbol. El zangoloteo de nuevo me ayudó,
ya estaba sobre una incómoda superficie negra y velluda pero libre de la maya
de arácnido; listo para esperar la ráfaga de viento que me llevara a mi
destino.
Sé que suena egoísta, pero la
suerte de Catarina dejó de interesarme, yo estaba listo para partir suavemente.
Araña jalaba lo que ya era un capullo, ahora la resistencia provenía de la rama
donde se ancló la extremidad del insecto, cuanto más jalaba la araña, más se
flexionaba la rama y la tensión aumentaba. Yo estaba muy atento de esa lucha
sin darme cuenta que me posaba sobre la plataforma de lanzamiento. Lo que siguió
no lo puedo narrar porque no me acuerdo.
14 de julio
era la de miel
de maple, miré a mi alrededor y descubrí que ya no estaba solo, muchos granos
de polen me acompañaban, aunque no todos parecían estar tan cómodos, su fallida
misión eran las semillas de otras plantas. Yo estaba en el lugar de mis anhelos:
la resina emanada del interior de las piñas femeninas de los ahuehuetes. Su
función es capturarnos del ambiente para fecundar a las cinco o seis decenas de
semillas que hay allá adentro.
Estuve
varios días tomando el sol, el aire y el agua de lluvia del verano, después
de mi odisea me merecía unas vacaciones, durante ese tiempo noté que mi casera,
la piña que me acogió creció y fue cambiando de color, de pronto empecé a ser
atraído hacia el interior, navegué en busca de la semilla más atractiva que
pudiera, pero todas me rechazaban porque ya estaban preñadas. ¡Qué tonto fui!,
me reprochaba a mí mismo, mientras papaloteaba afuera me perdí la gran fiesta.
Afortunadamente la última semilla libre me abrió la puerta.
Ahora ambos somos uno mismo; un
árbol en ciernes, una semilla fértil, sólo falta que la piña madure
durante el
verano y bien entrado el otoño caiga en un lecho de hojarasca confortable a la media
sombra de cualquier árbol que nos proporcione la humedad, la temperatura y la
luz de sol exactas, ni más ni menos, para dormir lo que reste del otoño y todo
el frío invierno. Luego por ahí de abril o mayo germinaré y con las lluvias del
siguiente verano creceré varios centímetros. Después de un nuevo invierno
estaré listo para convertirme poco a poco en un señor ahuehuete capaz de
reverdecer por miles de años… Bueno, eso sucedería de ser yo uno de los pocos
afortunados, lo que pasa es que en la naturaleza sólo uno de cada millón de
granos de polen logra fecundar una semilla, luego sólo una de cada diez mil
semillas logra germinar (como yo ya soy semilla germinada, ya nomás compito
contra 9,999 colegas), por si fuera poco uno de cada mil retoños logra
convertirse en planta, una de cada cien plantas logra convertirse en arbusto y
uno de cada diez arbustos logra llegar al estado adulto.
Pero ¿qué crees? Eso pasó durante
tal vez millones de años, y si bajo esas circunstancias yo quedara en el camino
no me entristecería porque lo importante es que los más aptos sean los que
continúen la especie. Desgraciadamente hay malas noticias, los humanos vinieron
a meter su chuchara ahora la supervivencia silvestre es imposible porque ya no
hay terrenos libres, todos son propiedad de alguno de ellos, y no parece
interesarles que prosperen ramitas que no se puedan convertir en dinero, así
que pasamos de ser retoños del árbol nacional de México a hierva perniciosa
para los cultivos humanos. El resultado: los que milagrosamente prendemos somos
arrancados de la tierra y arrojados en la basura, si bien nos va pasaremos a
ser forraje de engorda para vacas “contentas”. Es por esto que cuando empecé a
escribir este diario aseguré que mi vida duraría unas cuantas semanas. En fin, volviendo
a la nueva realidad hoy por hoy sigo cómodamente dentro de mi piña. Tengo más o
menos cuatro meses antes de regresar al nivel del suelo para la hibernación y,
pase lo que pase yo disfrutaré el tiempo que me quede.
1 de agosto
Durante toda la madrugada estuvo lloviendo, eso es bueno porque nos
fortalece, lo malo fue
que hacia el amanecer un pertinaz viento azotó
con fuerza desprendiendo el reblandecido vástago que nos sujetaba a la rama; cayó
todo el racimo esparciendo piñas y semillas sueltas cerca del tronco de papá.
Por segunda vez en veinte días recibí un porrazo de caída libre desde las
alturas hasta la loza de la plaza del Árbol de la Noche Triste. Yo permanecí
adherida a la piña, aunque esta se partió en dos.
La buena noticia fue que al ser tan temprano las palomas no tenían
apetito, así que no fuimos parte del menú de su desayuno. Sin embargo, había
otro riesgo: que Ignacio el jardinero asignado nos barriera y depositara en su
carretilla.
Él es muy puntual, así que antes de las siete treinta debimos llegar a
un gran tambo de basura. No fue así, Don Nacho es reumático y no se presentó a
trabajar, el muchacho que lo suplió solo nos “orillo a la orilla”, para evitar
la fatiga nos barrió hacia la base del tronco del árbol donde no hay pavimento
(como para disimular que hizo su trabajo). Hubiéramos estado mejor arriba, pero
al menos estamos a salvo de los pájaros.
Albergaba
una frágil esperanza de que pudiera permanecer donde las últimas semanas,
con suerte Pero no, era mucho pedir, hoy un señor, quién
sabe con qué intenciones estuvo husmeando bajo toda la sombra de papá. Noté que
traía consigo una bolsita de plástico. Evidentemente buscaba algo, al principio
dudé que estuviera recolectando semillas de ahuehuete porque solemos caer hasta
mediados de octubre y él debía saberlo. Eso me llevó a concluir que estar en
sus manos sería el fin; me vi hirviendo en agua para un tecito medicinal.
podría germinar y crecer lo suficiente dentro de la valla que
resguarda el tronco del hijo del Árbol de la Noche Triste, con unos diez
centímetros de altura podría llamar la atención de un jardinero con iniciativa y
algo de curiosidad que me rescatara y mudara ya de perdis a una maceta.
El humano se acercó al lugar
donde, por casualidad estaba yo junto a cientos de colegas. Tan pronto como vio el
pedazo de piña que me contenía, su rostro se iluminó. Tomó el fruto en sus
manos, la acercó a sus ojos, nos observó y a continuación mis temores se
hicieron realidad; arrasó con cuanta piña y semilla suelta había en el lugar.
Al escribir estas notas me
encuentro en una especie de campo de concentración. Viajo quien sabe a donde y
con qué fin.
10 de septiembre
Mis compañeras de tragedia y yo
estuvimos dos días dentro de una mochila, nos trajeron a un lugar
llamado
Tequisquiapan, el clima es agradable. Por ahora estamos tomando un baño de sol
y sereno en una lata de atún. Esto ayuda a que todas las semillas nos
desprendamos de las piñas, sigo temiendo en convertirme en infusión medicinal,
espero que este no haya sido mi último reporte.
12 de septiembre
Hoy nos lavó con agua tibia
corriente y luego nos dio una desinfectada con cloro, como si fuéramos lechugas.
Hasta ese momento el estrés iba en aumento, pero cuando nos separó una por una,
nos contó (somos 351) y nos acomodó en un mullido tapete húmedo, la esperanza
renació; ahora estoy segura que podré germinar.
Nunca imaginé que pasaría unos días en un Spa, estamos relajándonos en
servilletas humedecidas. Con dos días así nuestra cutícula se reblandecerá
propiciando que todo ese caudal de energía que llevamos dentro explote a la
vida ¡soy feliz!
14 de septiembre
Las semillas que tuvimos la
fortuna de reposar en servilletas húmedas somos exactamente cien. Del resto no
tengo idea de su destino, pero supongo que estarán bien. Bueno pues hoy fue el día
tan esperado, a cada una de las elegidas se nos depositó en una capsula de
sustrato delicioso. Tengo todo para poder germinar, si no lo hago deberá ser
atribuido a factores biológicos al momento de la concepción, así funciona el
proceso natural de continuación de la especie. Lo que está haciendo Rodrigo
(así se llama nuestro cultivador) es sólo tratar de favorecer las probabilidades de
éxito.
Soy
regada todos los días, la temperatura es muy agradable, pero lo importante de
hoy es que creo que ahí la llevo, hoy sentí cosquillitas dentro de mí.
22 de septiembre
Mi raíz rompió la cutícula que me
cubre, fue un poco doloroso, pero ya probé el alimento que me proporciona mi
cápsula, buscaré en estos días introducirme lo más profundo que pueda dentro de
la tierra. Algunos de mis hermanos ya asomaron su encorvado tallo.
23 de septiembre
¡Allá voy! Ahora me tocó a mí ver
de nuevo la luz, eso significa que oficialmente hoy nací. Por la
madrugada mi
tallo brotó de la coraza buscando con desesperación la superficie, además mi
raíz se internó casi medio centímetro más para cumplir mejor la doble función:
por un lado, firmeza, y por el otro absorción de humedad y nutrientes. Por si
fuera poco, mis hojas cotiledonas reventaron por la mañana mis cáscaras para
salir hacia arriba impulsadas por el impaciente tallo. Fue tan rápido que se
podría haber visto sin necesidad de cámara rápida.
28 de septiembre
Hoy
alegré a mi cultivador cuando le mostré mis primeras hojas verdaderas. Se
llaman así porque no surgieron directamente de la semilla, sino del tallo,
ellas se convertirán en el ápice, es decir la punta del árbol. Ya sé que para
eso falta mucho, pero por algo se empieza, por lo pronto ya subí a la categoría
de planta.
5 de octubre
Hoy me enteré que de las cien
semillas plantadas hace tres semanas germinamos 31, nuestro cultivador estaba
decepcionado -se ve que es principiante- esa cifra es magnífica comparada con
el dato que comenté el día 26 de julio (1/10,000). No quiero imaginar su cara
cuando note que 7 de nosotros ya murieron. Bueno eso son sólo estadísticas, lo
importante es que somos 24 bien saludables.
11 de octubre
De nuevo somos 25, hoy (27 días
después) nació el último de la camada, así que la taza de
germinación subió a 32 y el de mortandad se ubica en 21.9%
germinación subió a 32 y el de mortandad se ubica en 21.9%
14 de octubre
Hoy hace un mes fui plantado,
mido 26 mm y me siento muy bien. Espero seguir siendo bien
cuidado, la verdad
es que a esta edad los retoños de ahuehuete somos bastante delicados:
requerimos sol directo, pero no tanto porque nos marchitamos; nos encanta el
agua en abundancia, pero si se le pasa la mano a nuestro cuidador nos podemos
pudrir o infectar con hongos; Un poco de aire fresco nos hace bien y nos
fortalece, pero una ráfaga nos puede arrancar o lesionar el tallo y por último
aunque a la larga estaremos mejor a la intemperie, ahora no toleramos ni una
noche fría. 19 de octubre
En tan solo cuatro días crecí medio centímetro, el grandulón de la camada ya mide 5 cm. no le tengo envidia porque yo ya desplegué mi primera rama lateral. El clima empieza a cambiar, en las tardes soplan vientos intensos y han caído lluvias durante las madrugadas que provocan amaneceres con temperaturas invernales. Lo bueno es que seguimos protegidos en un improvisado invernadero portátil, por lo que las horas frías las pasamos dentro de casa y el sol lo tomamos tras dos filtros, uno de plástico y otro de manta. Estamos cómodos.Sólo espero que Rodrigo no cometa un error fatal.
9 de noviembre
A pocos días de cumplir el segundo mes de haber germinado, Rodrigo me
regalo mi casa nueva. Se trata de una maceta de cartón biodegradable donde, en
teoría me sentiré más cómodo. El receptáculo fue preparado con una cama de
gravilla para asegurar buen drenaje, se adicionaron tierra de hoja y humus de
lombriz porque ya debo empezar a alimentarme con comida de adulto.
Afortunadamente cada uno de nosotros fuimos introducidos con todo y nido
a la maceta. De esa manera nuestras raíces no sufrieron rupturas, sin embargo,
espero que nos riegue bastante para que las nervaduras crezcan y se fortalezcan.
Una
onda gélida extraordinariamente fría afectó a casi todo el territorio mexicano.
En Tequisquiapan por el factor viento tuvimos temperaturas bajísimas, incluso
menores que en Toluca. Por fortuna, a pesar de que mis requerimientos de agua y
sol eran cruciales por la reciente mudanza, mi cuidador optó por mantener a
toda la comunidad bien resguardada durante dos días enteros dentro del
invernadero; la humedad contenida fue suficiente y mis hojas palidecieron un
poco, pero no se quemaron con la helada.
8 de diciembre
En general la temperatura ha bajado, algunas mañanas son verdaderamente frías, en ese caso permanecemos dentro de casa, pero las más de las veces tan pronto como sale el sol calienta tan fuerte que no es posible retener humedad, afortunadamente somos regados uno por uno y regresados al invernadero donde tomamos sol indirecto durante varias horas. toda la comunidad va creciendo y fortaleciéndose.
8 de diciembre
En general la temperatura ha bajado, algunas mañanas son verdaderamente frías, en ese caso permanecemos dentro de casa, pero las más de las veces tan pronto como sale el sol calienta tan fuerte que no es posible retener humedad, afortunadamente somos regados uno por uno y regresados al invernadero donde tomamos sol indirecto durante varias horas. toda la comunidad va creciendo y fortaleciéndose.
Seguiré tomando notas en este mismo post, conforme vayan transcurriendo hechos dignos de ser contados. Hasta pronto.