jueves, 18 de octubre de 2018

DIARIO DE UN AHUEHUETE


21 de marzo
Hoy por hoy soy un grano de polen, vivo en un condominio llamado escama, el vecindario es uno de
los miles que se ubican en una ciudad llamada cono. Mi cono es uno de los cientos que esta primavera está produciendo papá, mi padre tiene 316 años de vida, es un gran ahuehuete, y aunque no es ni el más grande, ni el más viejo es el orgulloso hijo del árbol de la Noche Triste; por lo tanto, soy nieto de un protagonista de la historia de México. Podría vivir unas cuantas semanas o unos miles de años. Por desgracia con toda seguridad lo que ocurrirá es lo primero, aún así lucharé para lograr una larga vida.
Estoy ansioso de cumplir mi misión; en el verano a mi alrededor habrá miles de piñas, conteniendo cada una en su interior decenas de lindas semillas, si logro acariciar una sola de ellas, la habré fertilizado y juntos podríamos convertirnos en un gran árbol como mi padre o mi abuelo.

21 de junio
Durante varias semanas mis hermanos y yo estuvimos luchando para que nuestra escama no fuera
desprendida del cono antes de tiempo, ahora veo muy cerca de mí muchísimas piñitas invitándome a habitarlas, entonces ya quiero volar hacia alguna de ellas, pero tengo miedo, podría suceder que el viento me alejara del árbol. Es cierto que, si eso ocurriera, todavía habría esperanza, pues las piñas de otros cipreses de Moctezuma también me podían acoger. Sin embargo, en la actualidad las probabilidades de esa opción son mínimas para granos de polen chilangos o de grandes ciudades; aunque en Popotla hubo un bosque de ahuehuetes, ahora los más cercanos están en Tacuba y en un parque llamado el Plan Sexenal, un poco más allá están los del bosque de Chapultepec, pero con tantos edificios de por medio sería imposible llegar hasta uno de ellos.

10 de julio
Después de varias semanas sin que sucediera nada, por fin el día de hoy sí que hubo movimiento,
desgraciadamente no como lo esperaba. Primero un pajarraco picoteó mi cono ¡maldito bicho!; en principio eso sería bueno porque propiciaría mi liberación junto con el regimiento de hermanos que eran mis vecinos y, estando las piñas tan cerca, flotar hacia un nidito de amor sería pan comido, pero el muy animal, antes de romper la cáscara dejó caer el cono conmigo abordo. Para mi mala pata en ese momento no había nada de viento así que fuimos directo al suelo. Eso dolió porque ahora alrededor de los troncos de mi padre y abuelo sólo hay pavimento, por fortuna una ligera ráfaga de viento ocasionada por un microbús que pasó con su escape abierto me elevó hasta alcanzar de nuevo el nivel del follaje. Pero había un problema; con la velocidad, siendo yo tan pequeño podría haberme seguido de largo, no sucedió por una telaraña que me atrapó, No sé si agradecerle o maldecirla porque al final de cuentas no llegué a donde quería y volví a quedar atrapado.

13 de julio
Menos mal que no le parecí apetecible a doña araña, se me hace que ni siquiera supo de mí. Hoy se
acercó una mariquita, yo creo que no vio la telaraña porque vino directo a la trampa, empezó a mordisquear un pulgón también atrapado. Sin darse cuenta era una cautiva más.
Con sus movimientos desesperados por zafarse me hizo un favor, porque al sacudir la tela yo quedé en tal posición, que solo bastaba un sopladito de viento para buscar mi destino, pero ¡Zas! Araña, alertada por la vibración avanzó hacia el epicentro, o sea hacia mí.
La batalla empezó, bueno más bien la matanza porque a esas alturas Catarina estaba en bandeja de plata ¡pobre! Yo volví a quedar sujeto entre los pegajosos hilos, traté de asirme a la única pata del insecto, que permanecía fuera del mortal envoltorio, eso sucedió porque uno de sus espolones se encajó en una hoja del árbol. El zangoloteo de nuevo me ayudó, ya estaba sobre una incómoda superficie negra y velluda pero libre de la maya de arácnido; listo para esperar la ráfaga de viento que me llevara a mi destino.
Sé que suena egoísta, pero la suerte de Catarina dejó de interesarme, yo estaba listo para partir suavemente. Araña jalaba lo que ya era un capullo, ahora la resistencia provenía de la rama donde se ancló la extremidad del insecto, cuanto más jalaba la araña, más se flexionaba la rama y la tensión aumentaba. Yo estaba muy atento de esa lucha sin darme cuenta que me posaba sobre la plataforma de lanzamiento. Lo que siguió no lo puedo narrar porque no me acuerdo.

14 de julio
Cuando desperté estaba nuevamente adherido a algo, esta vez fue un líquido viscoso, su apariencia 
era la de miel de maple, miré a mi alrededor y descubrí que ya no estaba solo, muchos granos de polen me acompañaban, aunque no todos parecían estar tan cómodos, su fallida misión eran las semillas de otras plantas. Yo estaba en el lugar de mis anhelos: la resina emanada del interior de las piñas femeninas de los ahuehuetes. Su función es capturarnos del ambiente para fecundar a las cinco o seis decenas de semillas que hay allá adentro.


Estuve varios días tomando el sol, el aire y el agua de lluvia del verano, después de mi odisea me merecía unas vacaciones, durante ese tiempo noté que mi casera, la piña que me acogió creció y fue cambiando de color, de pronto empecé a ser atraído hacia el interior, navegué en busca de la semilla más atractiva que pudiera, pero todas me rechazaban porque ya estaban preñadas. ¡Qué tonto fui!, me reprochaba a mí mismo, mientras papaloteaba afuera me perdí la gran fiesta. Afortunadamente la última semilla libre me abrió la puerta.
Ahora ambos somos uno mismo; un árbol en ciernes, una semilla fértil, sólo falta que la piña madure
durante el verano y bien entrado el otoño caiga en un lecho de hojarasca confortable a la media sombra de cualquier árbol que nos proporcione la humedad, la temperatura y la luz de sol exactas, ni más ni menos, para dormir lo que reste del otoño y todo el frío invierno. Luego por ahí de abril o mayo germinaré y con las lluvias del siguiente verano creceré varios centímetros. Después de un nuevo invierno estaré listo para convertirme poco a poco en un señor ahuehuete capaz de reverdecer por miles de años… Bueno, eso sucedería de ser yo uno de los pocos afortunados, lo que pasa es que en la naturaleza sólo uno de cada millón de granos de polen logra fecundar una semilla, luego sólo una de cada diez mil semillas logra germinar (como yo ya soy semilla germinada, ya nomás compito contra 9,999 colegas), por si fuera poco uno de cada mil retoños logra convertirse en planta, una de cada cien plantas logra convertirse en arbusto y uno de cada diez arbustos logra llegar al estado adulto.
Pero ¿qué crees? Eso pasó durante tal vez millones de años, y si bajo esas circunstancias yo quedara en el camino no me entristecería porque lo importante es que los más aptos sean los que continúen la especie. Desgraciadamente hay malas noticias, los humanos vinieron a meter su chuchara ahora la supervivencia silvestre es imposible porque ya no hay terrenos libres, todos son propiedad de alguno de ellos, y no parece interesarles que prosperen ramitas que no se puedan convertir en dinero, así que pasamos de ser retoños del árbol nacional de México a hierva perniciosa para los cultivos humanos. El resultado: los que milagrosamente prendemos somos arrancados de la tierra y arrojados en la basura, si bien nos va pasaremos a ser forraje de engorda para vacas “contentas”. Es por esto que cuando empecé a escribir este diario aseguré que mi vida duraría unas cuantas semanas. En fin, volviendo a la nueva realidad hoy por hoy sigo cómodamente dentro de mi piña. Tengo más o menos cuatro meses antes de regresar al nivel del suelo para la hibernación y, pase lo que pase yo disfrutaré el tiempo que me quede.  

1 de agosto
Durante toda la madrugada estuvo lloviendo, eso es bueno porque nos fortalece, lo malo fue
que hacia el amanecer un pertinaz viento azotó con fuerza desprendiendo el reblandecido vástago que nos sujetaba a la rama; cayó todo el racimo esparciendo piñas y semillas sueltas cerca del tronco de papá. Por segunda vez en veinte días recibí un porrazo de caída libre desde las alturas hasta la loza de la plaza del Árbol de la Noche Triste. Yo permanecí adherida a la piña, aunque esta se partió en dos.
La buena noticia fue que al ser tan temprano las palomas no tenían apetito, así que no fuimos parte del menú de su desayuno. Sin embargo, había otro riesgo: que Ignacio el jardinero asignado nos barriera y depositara en su carretilla.
Él es muy puntual, así que antes de las siete treinta debimos llegar a un gran tambo de basura. No fue así, Don Nacho es reumático y no se presentó a trabajar, el muchacho que lo suplió solo nos “orillo a la orilla”, para evitar la fatiga nos barrió hacia la base del tronco del árbol donde no hay pavimento (como para disimular que hizo su trabajo). Hubiéramos estado mejor arriba, pero al menos estamos a salvo de los pájaros. 

Albergaba una frágil esperanza de que pudiera permanecer donde las últimas semanas, con suerte  Pero no, era mucho pedir, hoy un señor, quién sabe con qué intenciones estuvo husmeando bajo toda la sombra de papá. Noté que traía consigo una bolsita de plástico. Evidentemente buscaba algo, al principio dudé que estuviera recolectando semillas de ahuehuete porque solemos caer hasta mediados de octubre y él debía saberlo. Eso me llevó a concluir que estar en sus manos sería el fin; me vi hirviendo en agua para un tecito medicinal.
podría germinar y crecer lo suficiente dentro de la valla que resguarda el tronco del hijo del Árbol de la Noche Triste, con unos diez centímetros de altura podría llamar la atención de un jardinero con iniciativa y algo de curiosidad que me rescatara y mudara ya de perdis a una maceta.
El humano se acercó al lugar donde, por casualidad estaba yo junto a cientos de colegas. Tan pronto  como vio el pedazo de piña que me contenía, su rostro se iluminó. Tomó el fruto en sus manos, la acercó a sus ojos, nos observó y a continuación mis temores se hicieron realidad; arrasó con cuanta piña y semilla suelta había en el lugar.
Al escribir estas notas me encuentro en una especie de campo de concentración. Viajo quien sabe a donde y con qué fin.


10 de septiembre
Mis compañeras de tragedia y yo estuvimos dos días dentro de una mochila, nos trajeron a un lugar 
llamado Tequisquiapan, el clima es agradable. Por ahora estamos tomando un baño de sol y sereno en una lata de atún. Esto ayuda a que todas las semillas nos desprendamos de las piñas, sigo temiendo en convertirme en infusión medicinal, espero que este no haya sido mi último reporte.


12 de septiembre
Hoy nos lavó con agua tibia corriente y luego nos dio una desinfectada con cloro, como si fuéramos lechugas. Hasta ese momento el estrés iba en aumento, pero cuando nos separó una por una, nos contó (somos 351) y nos acomodó en un mullido tapete húmedo, la esperanza renació; ahora estoy segura que podré germinar.  Nunca imaginé que pasaría unos días en un Spa, estamos relajándonos en servilletas humedecidas. Con dos días así nuestra cutícula se reblandecerá propiciando que todo ese caudal de energía que llevamos dentro explote a la vida ¡soy feliz!


14 de septiembre
Las semillas que tuvimos la fortuna de reposar en servilletas húmedas somos exactamente cien. Del resto no tengo idea de su destino, pero supongo que estarán bien. Bueno pues hoy fue el día tan esperado, a cada una de las elegidas se nos depositó en una capsula de sustrato delicioso. Tengo todo para poder germinar, si no lo hago deberá ser atribuido a factores biológicos al momento de la concepción, así funciona el proceso natural de continuación de la especie. Lo que está haciendo Rodrigo (así se llama nuestro cultivador) es sólo tratar de favorecer las probabilidades de éxito.

Soy regada todos los días, la temperatura es muy agradable, pero lo importante de hoy es que creo que ahí la llevo, hoy sentí cosquillitas dentro de mí.


22 de septiembre
Mi raíz rompió la cutícula que me cubre, fue un poco doloroso, pero ya probé el alimento que me proporciona mi cápsula, buscaré en estos días introducirme lo más profundo que pueda dentro de la tierra. Algunos de mis hermanos ya asomaron su encorvado tallo.

23 de septiembre
¡Allá voy! Ahora me tocó a mí ver de nuevo la luz, eso significa que oficialmente hoy nací. Por la    
madrugada mi tallo brotó de la coraza buscando con desesperación la superficie, además mi raíz se internó casi medio centímetro más para cumplir mejor la doble función: por un lado, firmeza, y por el otro absorción de humedad y nutrientes. Por si fuera poco, mis hojas cotiledonas reventaron por la mañana mis cáscaras para salir hacia arriba impulsadas por el impaciente tallo. Fue tan rápido que se podría haber visto sin necesidad de cámara rápida.

Mi tallo mide un centímetro y mis hojas primarias están completamente abiertas ¡Soy un retoño!

28 de septiembre
Hoy alegré a mi cultivador cuando le mostré mis primeras hojas verdaderas. Se llaman así porque no surgieron directamente de la semilla, sino del tallo, ellas se convertirán en el ápice, es decir la punta del árbol. Ya sé que para eso falta mucho, pero por algo se empieza, por lo pronto ya subí a la categoría de planta.


5 de octubre
Hoy me enteré que de las cien semillas plantadas hace tres semanas germinamos 31, nuestro cultivador estaba decepcionado -se ve que es principiante- esa cifra es magnífica comparada con el dato que comenté el día 26 de julio (1/10,000). No quiero imaginar su cara cuando note que 7 de nosotros ya murieron. Bueno eso son sólo estadísticas, lo importante es que somos 24 bien saludables.

11 de octubre
De nuevo somos 25, hoy (27 días después) nació el último de la camada, así que la taza de
germinación subió a 32 y el de mortandad se ubica en 21.9%

14 de octubre
Hoy hace un mes fui plantado, mido 26 mm y me siento muy bien. Espero seguir siendo bien
cuidado, la verdad es que a esta edad los retoños de ahuehuete somos bastante delicados: requerimos sol directo, pero no tanto porque nos marchitamos; nos encanta el agua en abundancia, pero si se le pasa la mano a nuestro cuidador nos podemos pudrir o infectar con hongos; Un poco de aire fresco nos hace bien y nos fortalece, pero una ráfaga nos puede arrancar o lesionar el tallo y por último aunque a la larga estaremos mejor a la intemperie, ahora no toleramos ni una noche fría.

19 de octubre
En tan solo cuatro días crecí medio centímetro, el grandulón de la camada ya mide 5 cm. no le tengo envidia porque yo ya desplegué mi primera rama lateral. El clima empieza a cambiar, en las tardes soplan vientos intensos y han caído lluvias durante las madrugadas que provocan amaneceres con temperaturas invernales. Lo bueno es que seguimos protegidos en un improvisado invernadero portátil, por lo que las horas frías las pasamos dentro de casa y el sol lo tomamos tras dos filtros, uno de plástico y otro de manta. Estamos cómodos.Sólo espero que Rodrigo no cometa un error fatal.












9 de noviembre
A pocos días de cumplir el segundo mes de haber germinado, Rodrigo me regalo mi casa nueva. Se trata de una maceta de cartón biodegradable donde, en teoría me sentiré más cómodo. El receptáculo fue preparado con una cama de gravilla para asegurar buen drenaje, se adicionaron tierra de hoja y humus de lombriz porque ya debo empezar a alimentarme con comida de adulto.
Afortunadamente cada uno de nosotros fuimos introducidos con todo y nido a la maceta. De esa manera nuestras raíces no sufrieron rupturas, sin embargo, espero que nos riegue bastante para que las nervaduras crezcan y se fortalezcan.


Una onda gélida extraordinariamente fría afectó a casi todo el territorio mexicano. En Tequisquiapan por el factor viento tuvimos temperaturas bajísimas, incluso menores que en Toluca. Por fortuna, a pesar de que mis requerimientos de agua y sol eran cruciales por la reciente mudanza, mi cuidador optó por mantener a toda la comunidad bien resguardada durante dos días enteros dentro del invernadero; la humedad contenida fue suficiente y mis hojas palidecieron un poco, pero no se quemaron con la helada.

8 de diciembre
En general la temperatura ha bajado, algunas mañanas son verdaderamente frías, en ese caso permanecemos dentro de casa, pero las más de las veces tan pronto como sale el sol calienta tan fuerte que no es posible retener humedad, afortunadamente somos regados uno por uno y regresados al invernadero donde tomamos sol indirecto durante varias horas. toda la comunidad va creciendo y fortaleciéndose.

Seguiré tomando notas en este mismo post, conforme vayan transcurriendo hechos dignos de ser contados. Hasta pronto.   

viernes, 15 de junio de 2018

LA REGIÓN MÁS TURBIA DEL AGUA

Para todos los mexicanos creo, es perfectamente claro que el islote donde el águila se refinó a la serpiente, es el lugar preciso donde se fundó Tenochtitlan. Es bien sabido por todos nosotros que la gran urbe prehispánica se construyó sobre el lago de Texcoco, pero entonces ¿la forma y dimensiones de la CDMX corresponde a esa cuenca? ¿Chapultepec y Xochimilco eran parte del lago? ¿Cómo es posible que haya ríos donde se supone que había un lago? ¿Qué pasó con toda esa agua?
La curiosidad me llevó a indagar sobre algunos de esos cuestionamientos, y ahora en este espacio reúno datos que, a su vez me ayudaron a ligar entre sí ciertos episodios de nuestra historia que en la escuela aprendí de manera aislada.

EL LAGO DE TEXCOCO
El lago de Texcoco fue el segundo mayor lago del territorio mexicano, sólo superado por el Lago Salado en Alta California (Salt Lake, Utah). Su extensión era de unos 2,000 km2. Para darnos una idea; de norte a sur medía unos 64 km en línea recta. De oriente a poniente 37 km, en canoa un remero tardaría 5 horas en cruzarlo desde Texcoco hasta Popotla (Hoy en un día de tráfico cualquier Uber haría el mismo tiempo).

La superficie del lago de Chapala es poco más de la mitad, 1,114km2, 80 km de largo, pero 18 km de ancho.
La zona constituía todo un complejo ecosistema, en realidad eran 5 masas de agua con características diferentes que, aunque se comunicaban no se mezclaban del todo por un tema de densidad.

En la superposición podemos ver que, de las 16 Delegaciones de la CDMX, sólo Cuajimalpa y Magdalena Contreras quedarían totalmente fuera de la superficie que abarcó el agua, en cambio 9 municipios del Estado de México participaron de la invasión lacustre.

Hoy casi 12 millones de personas habitamos en el seco lecho de lo que fue un hermoso lago.










EL AGUA, DETERMINANTE DE NUESTRA CHILANGA HISTORIA
Hacia el año 300 AC se asentó cerca una comunidad de inmigrantes de origen tolteca. Ellos fundaron Teotihuacán. Aunque esa ciudad no estaba en la ribera del lago de Texcoco, influyó sustancialmente en la historia de la región.
Por razones desconocidas la Ciudad de los Dioses fue abandonada. Al parecer descendientes de los teotihuacanos fundaron diversas comunidades en las riberas del lago conservando ciertos rasgos culturales tales como su cosmogonía. Algunos pueblos prosperaron más que otros. Tal fue el caso de Azcapotzalco, Texcoco y Tlacopan (Tacuba).



TENOCHTITLAN
Hacia el año 1,200 d.c. llegaron al valle de Anáhuac otro grupo de inmigrantes, estos no eran de origen tolteca, procedían de un lugar llamado Aztlán (probablemente de ahí el apelativo de aztecas o aztlantecas) y no fueron recibidos de buen agrado por los colonos que ya tenían muchos años usufructuando sus terrenos.

Los Mexicas (así se llamaban así mismos) tuvieron que conformarse con la parte pantanosa de las faldas del cerro del chapulín; Chapultepec, desde ahí observaban por las noches el reflejo de la luna en las aguas mansas, en medio de ese reflejo destacaba un punto opaco, era un islote, o sea veían el ombligo de la luna (Metz-Xi–Co).
El lugar era tan inhóspito que tuvieron que emigrar de nuevo, entonces llegaron a Culhuacán, pero ahí eran tratados peor que esclavos. No obstante, continuaban contemplando en el lago el ombligo de la luna (Metz-Xi–Co) hasta que un día vieron que en ese mismo punto se cumplía la profecía de su dios Huizilopochtli que los había llevado al valle de Anáhuac: El águila devorando una serpiente posada en un nopal.
El islote que tanto observaban era llamado Tenochtitlán (Lugar pedregoso donde abundan las tunas)
Sin dudarlo se mudaron ante el asombro del resto de los pueblos ribereños, pues ese lugar era peor que sus anteriores asentamientos, sin embargo, a base de trabajo e ingenio lograron en poco tiempo prosperar, a través del sistema de chinampas (islas artificiales) convirtieron el islote pedregoso en un vergel acuático.


No obstante, pagaban tributo al pueblo hegemónico; Los Tepanecas de Azcapotzalco
Muy pronto tuvieron que expandirse hacia otra isla cercana Tlateloco
En tan solo 194 años habían construido una gran urbe y en alianza con Texcoco y Tlacopan dejaron de ser un pueblo sometido que pagaba tributo.
Se convirtieron en un imperio muy poderoso y bastante extenso considerando que menos de dos siglos atrás eran una errante tribu paria.


Para cuando llegaron los españoles, Tenochtitlan era la urbe más grande del mundo, la habitaban unas trescientas mil personas, muchas más de las que en ese momento vivían en cualquiera de las grandes ciudades europeas. Por si el tamaño no fuera suficiente, la vista desde el cerro de la Estrella en Iztapalapa era delirante para los mercenarios sedientos de riquezas; en medio de un enorme lago, emergían a trazos perfectos cuadrantes verdes bordeados de canales que conducían a una plaza central majestuosa. A pesar de la distancia podían ver edificios piramidales perfectos. La isla se conectaba con tierra firme mediante avenidas dispuestas sobre el agua. Imagino los rostros absortos de esa soldadesca acarreada con los cuentos de Cíbola, El Dorado y el Potosí; las ciudades de oro de los mitos medievales.    

En efecto, la ciudad contaba con cuatro avenidas que conducían por tierra a ciertos puntos estratégicos; hacia el poniente con rumbo a Tlacopan se construyó la primera avenida de todo el continente americano (Av. México-Tacuba). También hacia el poniente había otro camino, sólo que este procedía de Tlatelolco y conducía a Atzcapotzalco (Av. Nonoalco).  Una más salía al norte con rumbo al cerro del Tepeyac donde se adoraba a la diosa Tonantzin (Calzada de los Misterios), y la última al sur que llevaba a Xochimilco (Calzada de Tlalpan), esta tenía una bifurcación hacia Iztapalapan que llegaba a Huizachtepetl (cerro de la Estrella) pues ahí se encontraba el templo del fuego nuevo.


Otros prodigios de la ingeniería mexica fueron sin duda los dos acueductos que llevaban agua desde Chapultepec; el primero corría por lo que hoy es precisamente la Avenida Chapultepec para desembocar en Salto del Agua (Arcos de Belen), y el segundo llamado Tlaxplana salía hacia el norte (Circuito Interior) para conectar con la avenida México-Tacuba y llegar en paralelo hasta el Templo Mayor.
Después de leer esto, la pregunta obligada es ¿Con qué propósito se induciría agua a un lugar rodeado de agua?

La respuesta es muy sencilla, mencioné antes que las masas de agua del lago de Texcoco no se mezclaban de manera natural por sus diferentes densidades (mayor o menor concentración de sales), los dos acueductos transportaban agua de manantial. Pero en realidad formaban parte de un complejo y eficiente sistema hidráulico que a través de acequias y diques controlaba aguas potables y negras sin contaminación de las chinampas. 

LA CONQUISTA
Hasta aquí el factor humano parecía “sustentable”, como se diría con un cliché moderno y muy ad doc. ¡Ah! Pero, y no es por nada, pero en lo que sigue ¡la culpa sí que es de Cortés!
Primero trajo decenas de portadores de bichos desconocidos que mermaron considerablemente la población humana y vaya usted a saber si en nuestra flora y fauna no se perdió también una que otra especie endémica.
Luego, durante la noche triste empezó el cochinero. Esa huida por Tlacopan fue desperdigando cadáveres, sobre todo de soldados españoles ricos que quedaron en las acequias.
(Sí, dije “ricos”, y es que los muy atascados prefirieron morir, que soltar el botín que traían a cuestas, así que sus cuerpos se hundieron.)
Por último, en cuanto a la responsabilidad que le atribuyo a Hernán Cortés, En un acto de genialidad castrense, este indiscutible personaje de nuestra historia diseñó la estrategia definitiva: un ataque desde las aguas del lago, es decir una “batalla naval”. Como se sabe mandó construir 13 bergantines en Texcoco. La metrópoli azteca fue conquistada, lo que no estaba en el script fue que el paso de las naves implicaba la destrucción del dique de Nezahualcóyotl. Las aguas más salitrosas del oriente del lago penetraron hacia la zona urbana, pero lo peor es que el dique contenía la crecida en tiempo de lluvias por lo que la ciudad quedó a merced de las inundaciones que se volvieron calamidad durante mucho tiempo.

DESPUÉS DE LA CONQUISTA
Ya como Capitán General de la Nueva España, Hernán Cortés se instaló provisionalmente en Coyoacán para despachar los asuntos de Estado. La idea era permanecer ahí mientras se edificaba sobre las ruinas de Tenochtitlan una imponente ciudad europea, evidentemente resultaría mucho más práctico elevar a Coyoacán, que estaba en tierra firme, como la capital de la Nueva España, pero el simbolismo político se impuso para evidenciar el dominio español.

Y entonces ¿qué sucedió?, en estricto sentido no se asentó una ciudad sobre otra, sino que piedra a piedra se fueron desmoronando los edificios mexicas y elevando en su lugar hermosos palacetes con casi los mismos materiales, pero ya desde entonces el cascajo era un dolor de cabeza para los constructores y, pues lo más fácil fue rellenar los canales y acequias. ¡Craso error! Al entorpecer los flujos de agua se terminó de aniquilar el sistema hidráulico azteca. Imagino que algún español se habría alegrado pues las chinampas dejaron de existir en esa zona.


EL VIRREINATO
Cómo quiera, hasta ese punto (Con la Ciudad de México del tamaño del actual Centro Histórico), de haberse controlado el crecimiento urbano, hubiéramos contado con una metrópoli mucho más hermosa de lo que de por sí ya es. Pero la sucesión de malas decisiones fue, por un lado, desecando el lago, por otro provocando estancamientos dentro de la isla y, por si fuera poco, la puso a merced de las inundaciones. Ya desde entonces se había identificado una solución; abrir un canal de desagüe, pero por una u otra razón la obra no se concretó de manera efectiva. 
Los terremotos de 1985 permanecen en la memoria colectiva actual, como los peores desastres
naturales registrados en la Ciudad de México, sin embargo, eso no es correcto, hubo uno varias veces más destructivo: la inundación de 1629. Una lluvia de 40 horas bastó para que el agua subiera los dos metros. En la esquina de Av. Madero y Motolinia hay un mascarón de león que indica el nivel de las aguas, Se estima que ese día murieron centenares de personas, pero la insalubridad causada por la presencia del agua durante cinco años provocó el deceso de algo así como treinta mil más.      
Paulatinamente la ciudad retomó su crecimiento a costa de las aguas. En este punto quiero referirme a un suceso que, si bien en sí mismo no incide en la reconfiguración del Valle de Anáhuac, retrata un paraíso perdido. 
En 1659 un enorme personaje de la época realizó el viaje que cambió su destino, de hecho, se trata de una “personaja”: Sor Juana Inés de la Cruz. Ese año, cuando la representante novohispana del Siglo de Oro español tendría unos ocho añitos, se mudó a casa de sus tíos en la ciudad de México. las razones, a ciencia cierta se ignoran, aunque todo apunta que fue mandato de su abuelo; La hacienda de Panoaya no ofrecía nada a esa mente privilegiada. Los sucesos de ese día —aclaro— son obra de mi imaginación, lo único irrefutable es que el viaje se efectuó.
Con lágrimas en los ojos Isabel le da la bendición a su hijita, en el fondo ella admite que con su hermana la pequeña estará mejor. Juana Inés le regala una sonrisa a su madre y sube por sí sola a la carreta, no es que se alegre de la separación, pero sus ansias por descubrir cosas nuevas la hacen parecer insensible. Juan Mata da la orden y el rodal es puesto en marcha.
—No te preocupes Juana —dice su tía María— cuando lleguemos al pueblo nos cambiaremos a una diligencia para ir más cómodos.
La niña sólo asintió con displicencia.
—Eso la tiene sin cuidado, mujer. A Juana le apetecen otras cuitas, como saber que la ruta que seguirán es la misma que realizó Hernán Cortés ¿Verdad mija?
Claramente interesada la pequeña respondió: “nosotros iremos por agua, no entiendo cómo es que subieron a los caballos en las canoas”. Arqueando las cejas, Juan Mata miró a su esposa quien encogida de hombros insinuó: “Te lo dije”.
(Los conquistadores llegaron a Tenochtitlan sólo por tierra).
Efectivamente en Amecameca toman la diligencia a Chalco, antes de abordar la embarcación para comer un refrigerio, Jonás, el esclavo que acompañó a los Mata le ofrece a la pequeña criolla un taco de charales con huevo, pero ella prefiere tamales y atole.
El lago de Chalco se alimenta de varios ríos provenientes del deshielo de los volcanes por lo que sus aguas son cristalinas y frías (recordemos que estamos a mediados del siglo XVII). Desde ese punto las orillas laterales se ven muy lejanas y al frente saluda la isla de Xico que tienen que librar para dirigirse a otra isla: Tláhuac, que se encuentra en un punto donde el lago se estrecha. Conforme se acercan, las lanchas, canoas y chalupas que navegan en el mismo sentido se van juntando, las que se unen a la procesión flotante desde su lado izquierdo transportan Maíz, frijol, calabaza, chile y jitomate procedente de las altas milpas del Ajusco (Milpa Alta) sin faltar pasta de mole de Atocpan. Juana Inés es la única que observa esos detalles.
El tráfico es causado por la presencia de una Albarrada que marca el fin de las aguas chalquenses. Para proseguir el viaje tienen que hacer fila pues la única compuerta abierta es la más próxima al embarcadero de Tláhuac donde zarpan chalupas cargadas con los productos de sus chinampas; quelites, Hua zontles, epazote, chía y otros cultivos europeos que prendieron muy bien en estas tierras.

Una vez pasado el embudo se encuentran en el lago de Xochimilco Allí se incorporan como compañeras de vía las chalupas que transportaban sobre todo plantas y flores.
Por fin llegan al dique de Mexicalcingo (Donde hoy está la estación del Metro de mismo nombre en Calzada Ermita Iztapalapa), este muro acuático delimita las aguas de Xochimilco, viene de Coyohuacan (Coyoacán). Los viajeros pretenden desembarcar un poco más al poniente para seguir por tierra a todo lo largo de la avenida que en línea recta llevaba a la gran urbe (Calzada de Tlalpan), pero al enterarse que no hay diligencias disponibles, continúan la navegación por el trazo de lo que más adelante se convertirá en el canal de la Viga. Al llegar a la gran ciudad conectan con la acequia de Roldán y posteriormente la llamada del Virrey (Calle de Corregidora) que los conduce hasta la Plaza Mayor (Zócalo).
NOTA.- El viaje de 61.3 kilómetros se hizo, sumando los tiempos de transbordo en aproximadamente 11 horas, 30 minutos. Hoy 2 horas, 56 minutos según Waze.

MEXICO INDEPENDIENTE
Tomando en cuenta que durante el siglo XIX el territorio mexicano fue objeto de una escisión territorial, dos imperios, tres dictaduras, cuatro formas de gobierno, cuatro invasiones extranjeras y diez guerras, se podrá comprender que el tema del canal del desagüe no fue prioridad gubernamental. Ciertamente hubo intentos, pero fueron fallidos.

La ciudad, sin embargo, siguió creciendo literalmente a costa de las aguas. Las poblaciones de Azcapotzalco, Tacuba, Tacubaya, Mixcoac, Coyoacán, San Ángel, Iztacalco e Iztapalapa le fueron comiendo terreno, ya no al lago, sino a su lecho seco, de manera que fueron quedando algunas zanjas un poco más profundas que con el tiempo se convirtieron de manera involuntaria en canales más o menos navegables, como el de la Viga que seguía conectando las masas de agua dulce con el centro.





Inversionistas privados realizaron obras de dragado, ensanchamiento y puentes para aprovechar comercialmente la vía acuática. La transportación de mercancías era, con mucho mejor que la utilización de carretones por caminos pedregosos, además cada día se sumaban personas que vivían en los municipios aledaños y que requerían medios eficientes de traslado. En 1850 se inauguró el vapor de pasajeros.








LA INCOGNITA DE LOS RÍOS CAPITALINOS
Las delegaciones Cuauhtémoc y Benito Juárez comparten algo; las dos se asentaron en su totalidad dentro del perímetro de lo que fue el Lago de Texcoco, por otro lado, casualmente tres avenidas con nombre de río las delimitan, al norte Río Consulado, al sur Río Churubusco y entre ambas el Viaducto Río Piedad. Las tres corren de poniente a oriente y, evidentemente las tres obedecen al trazo del cause de los ríos que les dieron su nombre.


¡Entonces hay algo que no checa!

¿Ríos en el agua?

Para explicarlo debo recurrir a los afluentes de esos ríos. Los ríos San Joaquín y Tecamachalco nutren al río Consulado. Por su parte los ríos Tacubaya y Becerra abastecen al río Piedad y en cuanto al río Churubusco son varios, entre ellos los ríos Mixcoac, Barranca del Muerto, San Ángel, San Jerónimo y Magdalena. Ahora bien, todos estos caudales nacen en la zona de la Marquesa y las cumbres del Ajusco. Entran al Valle de México fundamentalmente por la Delegación Cuajimalpa y atraviesan la Álvaro Obregón.

Sin duda hace quinientos años desembocaban en la cuenca para dispersarse en un espejo de limpia agua dulce, pero cuando las aguas se fueron replegando por desecación, los torrentes al buscar por donde fluir horadaron su ruta. Así se formó el sistema pluvial capitalino. Es de suponerse que entre los ríos del poniente y los canales que conectaban con los lagos del sur, para cuando México se independizó contábamos aún con una magnífica oportunidad de convivir con el líquido vital, como decenas de ciudades de todo el mundo.



SIGLO XX
En 1900 Porfirio Díaz se anotó dos puntos; concluyó las obras del Gran Canal y enchuló el canal de la Viga. Éste incluso se volvió el paseo dominical favorito de ricos y pobres, y conformó un punto de atracción turística.

 

Si bien es cierto que muchas decisiones gubernamentales fueron equivocadas, para ser justo también debemos reconocer que dos factores incidieron en la devastación lacustre. El primero fue el crecimiento desordenado de la población, pues de alguna forma la ciudad se debía deshacer de su inmensa producción fecal. Y la segunda es la muy lamentable cultura autodestructiva que nos caracteriza. En este caso: la vigente costumbre de tirar basura donde resulte más cómodo.

El caso es que lo único relevante que se puede decir del siglo XX con respecto a La Región Más Turbia del Agua, y ¡vaya usted a saber su tuvo más de bueno o de malo! Es que nos entubaron el agua. 

CONCLUSION
¡lo logramos! Nos bastaron cinco siglos para desaparecer de la faz de la tierra un punto azul. ¡Las facturas se acumulan!

lunes, 11 de junio de 2018

DISTOPÍA


Ficción
30 de junio de 2019, 18:00 hrs.
Comunicado difundido en redes sociales

En reunión extraordinaria del Consejo de Seguridad de Las Naciones Unidas (ONU) se acordó, con la anuencia del presidente constitucional de la República Mexicana y el líder de la oposición en rebeldía que, para evitar que la guerra civil desatada a raíz de las elecciones de año pasado, derive en una conflagración de dimensiones globales, el territorio será dividido en dos entidades autónomas e independientes entre sí: México del Norte y México del Sur.

Para ello, a partir del primer minuto del día primero de julio de 2019, las fuerzas de ocupación rusas en territorio mexicano se apostarán en la parte sur a lo largo de la línea negociada. A su vez, los marines norteamericanos harán lo propio en el lado norte. Ambas milicias serán asistidas por las tropas mexicanas afines a cada bando.

Es muy importante que quede claro que no existen salvoconductos válidos para la población civil, por lo tanto, cualquier intento de cruce de la línea protegida será considerada como beligerancia. En cuyo caso la orden para milicias mexicanas tanto leales como rebeldes es “fuego a discreción”.

En los mapas adjuntos se muestra la nueva frontera. Favor de revisarla con mucho cuidado para evitar hechos que lamentar.













NOTA: El escenario que planteo puede tener muchos “asegunes” y hasta inconsistencias, pero su objetivo no es dibujar una ficción anclada a hechos históricos, sino simplemente extrapolar la efervescencia social que percibo, a consecuencias hipotéticas que permitan mostrar un panorama indeseable por todos los mexicanos.

Lo anterior es una ficción que no por extrema resultaría imposible, de hecho, la historia da cuenta de varias, y todas por razones ideológicas. Estoy seguro que todos recordamos episodios como los ocurridos en Corea, Vietnam, China, el bloque de Europa oriental incluido su emblemático e ignominioso Muro de Berlín, pero también estoy seguro que es fácil sentir que aquellos negros hechos son ajenos a la realidad del México de hoy.

Se me ocurrió construir en estos tiempos de posicionamiento político, este loco ejercicio como pretexto para sugerir una reflexión colateral -pero a mi juicio importante-. Y parto de una base, tengo amigos y familiares con visiones absolutamente divergentes en la manera como se deben componer las cosas, aunque parezca que no tienen nada en común, estoy convencido de que a todos (o a casi todos) nos mueve un legítimo sentimiento de la búsqueda del bien común.  

He vivido muchos procesos electorales, y eh notado que, conforme se acercan los comicios en las charlas de café tarde o temprano sale a colación el tema político. Eso es normal, sin embargo, duele ver que esta vez las conversaciones entre amigos, familias, vecinos o compañeros de trabajo, de escuela, etc. han subido el tono. No se diga en los foros formales e informales de las redes sociales. Las faltas de respeto, las burlas y hasta los insultos son más frecuentes y más intensos (y más prosaicos, por cierto).

No es que me espante, el apasionamiento siempre exalta los ánimos, pero llama la atención que las posiciones se han radicalizado; Ahora, si expresas dudas sobre el dicho de un candidato sus seguidores te etiquetan como “Televiso”, “miembro de la mafia del poder” o “pirrurris” si bien te va, pero no se te ocurra insinuar simpatía por otro porque entonces te convertirás en un “Pejezombie”, un “resentido social” o un “chairo”. Creo con toda sinceridad que, como están las cosas lo de menos es perder la “clase”; el simple hecho de denostar a alguien a quien se supone que conoces sólo porque piensa diferente que tú es imprudente.

La falta de respeto puede sonar como baladí, pero quizás sea la semilla de una situación tan aterradora como la “fumada” con la que espero haber captado tu atención. Admitámoslo; es muy probable que en un punto de procesos históricos semejantes los hermanos, los amigos, los vecinos, los colegas fueron protagonistas primero de intercambios de ideas cargadas de obstinación, y luego, a fuerza de porfía llegaron a los insultos y a los sarcasmos que, a su vez pudieron desatar golpes y la espiral llegó al encono.

Así las cosas, el caldo de cultivo queda a punto. Sólo falta la mecha que desencadene una espiral de sucesos a gran escala; por ejemplo, resultados electorales tan estrechos que su validez queda en entredicho por la población “perdedora” sea cual fuere el candidato derrotado, Peor aún si en la víspera las encuestas son contradictorias y cada bando “cree sin duda” que la amañada es la del contrario (“seguro mi gayo ganará” ¿dónde he oído eso?).