Éste es uno de esos lugares, creo, del que muchos
mexicanos hemos oído hablar por diferentes motivos: que sí el dos de octubre,
que sí el terremoto del 85, que sí un crímen atroz, pero el interés por
visitarlo es casi inexistente (otro caso es el árbol de la Noche Triste).
Su historia se
remonta al siglo XIV, apenas unos años después de la fundación de Tenochtitlan. Literalmente es la primera ciudad Satélite de México, y que es un
sitio fundamental en nuestra historia. Si no estás de acuerdo conmigo, después
de leer la crónica, lo estarás.
En la Plaza de las
Tres Culturas convergen, precisamente tres culturas; la prehispánica, la
colonial y el México independiente. Por eso se llama así. Desde ciertos puntos
de observación se aprecian construcciones que datan de diferentes épocas, ellas
dan testimonio de diferentes estructuras sociales y, sin embargo todas forman
parte del mismo crisol donde se forja México.
Antecedentes. La
tierra prometida, todos los mexicanas lo sabemos, fue donde el águila postrada
en un nopal devoró una serpiente. Sólo que el hecho ocurrió en
un islote dentro de los dominios del Señor de Azcapotzalco. Y cómo para entonces
los venidos de Aztlán eran apenas un montón de miserables inmigrantes tuvieron
qué aceptar, digamos pagar renta por el "terreno" y ponerse a
chambear; había que ganarle tierra al lago rellenando el espacio entre islotes.
Aquel nopal de la profecía de Huitzilopochtli había crecido en un atolón lacustre y estaba colmado de tunas por lo que la nueva ciudad sería llamada Piedra Donde Abundan Las Tunas; en Nahuatl sé dice: Tenochtitlán.
Aquel nopal de la profecía de Huitzilopochtli había crecido en un atolón lacustre y estaba colmado de tunas por lo que la nueva ciudad sería llamada Piedra Donde Abundan Las Tunas; en Nahuatl sé dice: Tenochtitlán.
Tan sólo doce años después,
en 1337, aunque sin el esplendor que más tarde alcazaría, ya tenía apariencia
urbana, pero la tecnología no les daba para continuar agrandando la isla al
ritmo del crecimiento demográfico. La solución estaba al norte, dónde había un
archipiélago de islotes redondos, en Nahuatl sé dice: Xaltelolcotl. Allí se
podría repetir la hazaña de “inventar nuevas tierras” mediante el sistema de
chinampas.
En poco tiempo Tenochtitlán creció ganando
prestigio gracias a una organización espartana con lo que pasó de ser uno más
de los pueblos tributarios de Azcapotzalco, a una potencia
militar indiscutible.
Por su lado Tlatelolco generaba
riqueza ejerciendo su vocación comercial.
Ese binomio simbiótico no
tardó en despertar problemas (cómo siempre la lana y el poder). ¿Qué valía
más?: el emporio o el imperio.
Azcapotzalco no se
resignaba a ceder su papel hegemónico por lo que coqueteó con los Tlatelolcas
convenciéndolos con protección contra los abusos de sus hermanos mayores.
Sí bien para Tenochtitlán
lo suyo, lo suyo era la guerra, no desconocían la política. Prueba de ello fue
la promoción de La Triple Alianza; Tenochtitlán - Texcoco - Tlacopan (Tacuba)
qué sumó suficiente poder para garantizar la victoria en una batalla contra
Azcapotzalco.
CANTONES DE
TLATELOLCO
La ciudad se dividía en catorce barrios, unos se localizaban en lo que hoy son San Juan de Aragón, Sta. María la Ribera, Buenavista y la colonia Guerrero. Otros rumbos han mantenido sus nombres Nahuas cómo Nonoalco y alguno más se conoce cómo los españoles los llamaban por inpronunciables para ellos, tal es el caso de Tepito (Teocalitepitón), por cierto éste barrio tuvo una incidencia histórica pues se ubica en un sitio estratégico; la frontera con Tenochtitlán y sus habitantes, bravos desde entonces, jugaron un natural papel de garantes de la seguridad del próspero emporio contra los ocasionales abusos de los intocables caballeros guerreros aztecas. Desde entonces los tepiteños se le ponían al tú por tú a quién fuera. Es posible, por su posición geográfica, que también vendieran a los ricos vecinos productos "bara-bara" que los mercaderes del sur les abastecieran directamente sin pasar por el centro del mercado. En otras palabras tal vez fueron los primeros fayuqueros de Mesoamérica.
La ciudad se dividía en catorce barrios, unos se localizaban en lo que hoy son San Juan de Aragón, Sta. María la Ribera, Buenavista y la colonia Guerrero. Otros rumbos han mantenido sus nombres Nahuas cómo Nonoalco y alguno más se conoce cómo los españoles los llamaban por inpronunciables para ellos, tal es el caso de Tepito (Teocalitepitón), por cierto éste barrio tuvo una incidencia histórica pues se ubica en un sitio estratégico; la frontera con Tenochtitlán y sus habitantes, bravos desde entonces, jugaron un natural papel de garantes de la seguridad del próspero emporio contra los ocasionales abusos de los intocables caballeros guerreros aztecas. Desde entonces los tepiteños se le ponían al tú por tú a quién fuera. Es posible, por su posición geográfica, que también vendieran a los ricos vecinos productos "bara-bara" que los mercaderes del sur les abastecieran directamente sin pasar por el centro del mercado. En otras palabras tal vez fueron los primeros fayuqueros de Mesoamérica.
TLATELOLCO PUEBLO
DE COMERCIANTES
La nueva zona urbana se caracterizaba por estar rodeada de puras aguas salitrosas. Ese hecho, que a todas luces constituía un problema, sus colonizadores lo convirtieron en el puntal de un enorme desarrollo económico.
La sal no fue un problema sino una solución. ¡Tienes sal, vende sal!
Ese oro blanco es la madre de las especias. Esos productos que potencializan el sabor de los alimentos han jugado un papel central en la historia de la humanidad. Por las especias el hombre ha librado guerras y se han gestado proezas fantásticas cómo el descubrimiento de estas tierras.
A diferencia de Xochimilco cuyas aguas dulces propiciaron el desarrollo agropecuario mediante el sistema de chinanpas, Tlatelolco terminó por convertirse en el centro neurálgico del comercio del Anahuac. Por los antes despreciados islotes áridos ahora transitaban mercancías procedentes de lugares tan lejanos cómo Honduras y las islas del Caribe.
En su tianguis, que estaba ordenado por tipo de productos, pululaban diariamente hasta sesenta almas.
La nueva zona urbana se caracterizaba por estar rodeada de puras aguas salitrosas. Ese hecho, que a todas luces constituía un problema, sus colonizadores lo convirtieron en el puntal de un enorme desarrollo económico.
La sal no fue un problema sino una solución. ¡Tienes sal, vende sal!
Ese oro blanco es la madre de las especias. Esos productos que potencializan el sabor de los alimentos han jugado un papel central en la historia de la humanidad. Por las especias el hombre ha librado guerras y se han gestado proezas fantásticas cómo el descubrimiento de estas tierras.
A diferencia de Xochimilco cuyas aguas dulces propiciaron el desarrollo agropecuario mediante el sistema de chinanpas, Tlatelolco terminó por convertirse en el centro neurálgico del comercio del Anahuac. Por los antes despreciados islotes áridos ahora transitaban mercancías procedentes de lugares tan lejanos cómo Honduras y las islas del Caribe.
En su tianguis, que estaba ordenado por tipo de productos, pululaban diariamente hasta sesenta almas.
PARTICIPACIÓN DE
TLATELOLCO EN LA CONQUISTA
Durante la huida de los españoles por Tlacopan, los tlatelolcas se unieron a la corretisa persiguiendolos hasta Popotla.
Un segmento de la ruta de escape hoy lleva el nombre de Puente de Alvarado, justo donde se en encuentra el museo de San Carlos.
La lógica haría esperar ver ahí un puente. No lo hay.
Entonces haría suponer que hubo un gran puente cuyo arquitecto fuera un tal Alvarado. Tampoco es correcto.
Lo que ocurrió fue que Pedro de Alvarado, lugar-teniente de Hernán Cortés, en la desbandada su caballo fue abatido por lo que llegó corriendo al pie de una acequia que debía cruzar para continuar avanzando y salvar el pellejo, dice una leyenda desmentida por Bernal Díaz del Castillo, qué cuál atleta olímpico tomó del suelo una lanza y la usó como garrocha saltando hasta el otro lado. Lo raro es que la calle no se llama Salto, sino puente por eso yo prefiero quedarme con la idea de que el güero utilizó algún tablón sobre el que pasó tambaleandose entre risas de propios y extraños.
Esa sólo es una anécdota que pudo o no haber sido, lo verdaderamente relevante y comprobado es que Tlatelolco fue el último bastión Mexica contra los invasores, allí se encontraba Cuauhtémoc cuando el 13 de agosto de 1521 reconoció vasallaje a la Corona Española. Había nacido La Nueva España.
Durante la huida de los españoles por Tlacopan, los tlatelolcas se unieron a la corretisa persiguiendolos hasta Popotla.
Un segmento de la ruta de escape hoy lleva el nombre de Puente de Alvarado, justo donde se en encuentra el museo de San Carlos.
La lógica haría esperar ver ahí un puente. No lo hay.
Entonces haría suponer que hubo un gran puente cuyo arquitecto fuera un tal Alvarado. Tampoco es correcto.
Lo que ocurrió fue que Pedro de Alvarado, lugar-teniente de Hernán Cortés, en la desbandada su caballo fue abatido por lo que llegó corriendo al pie de una acequia que debía cruzar para continuar avanzando y salvar el pellejo, dice una leyenda desmentida por Bernal Díaz del Castillo, qué cuál atleta olímpico tomó del suelo una lanza y la usó como garrocha saltando hasta el otro lado. Lo raro es que la calle no se llama Salto, sino puente por eso yo prefiero quedarme con la idea de que el güero utilizó algún tablón sobre el que pasó tambaleandose entre risas de propios y extraños.
Esa sólo es una anécdota que pudo o no haber sido, lo verdaderamente relevante y comprobado es que Tlatelolco fue el último bastión Mexica contra los invasores, allí se encontraba Cuauhtémoc cuando el 13 de agosto de 1521 reconoció vasallaje a la Corona Española. Había nacido La Nueva España.
Templo de Santiago
Apóstol en Tlatelolco.
Originalmente fue sólo una emita construida entre otros frailes por Bernardo de Sahagún. En ella fueron bautizados Cuauhtémoc como símbolo de vasallaje a la Corona Española y San Juan Diego.
La torre derecha está mocha porque la parroquia en tiempos de Juárez fue convertida en almacén y sé instaló un tinaco. El convento contiguo fue usado como cárcel de la cuál sé escapó años después Pancho Villa.
Originalmente fue sólo una emita construida entre otros frailes por Bernardo de Sahagún. En ella fueron bautizados Cuauhtémoc como símbolo de vasallaje a la Corona Española y San Juan Diego.
La torre derecha está mocha porque la parroquia en tiempos de Juárez fue convertida en almacén y sé instaló un tinaco. El convento contiguo fue usado como cárcel de la cuál sé escapó años después Pancho Villa.
TLATELOLCO EN EL SIGLO XX
Durante los siguientes 400 años después de la conquista la zona deja de tener interés habitacional, para los años después 40's del siglo XX sólo hay algunas vecindedes y los llanos se utilizan cómo almacenes, talleres y encierros ferroviarios, además de la estación de Buenavista.
Hacia los 50's la historia se repite; una orden emana desde el mismo sitio donde otrora se levantara el Templo Mayor, ahora ahí se encuentra Palacio Nacional, y la consigna es: la zona de Tlatelolco ha de ser opción para alojar a miles de capitalinos ante el crecimiento demográfico. Además el gobierno deseaba hacer gala de modernidad.
En está ocasión se utilizaron cerca de un millón de m2 para construir un complejo de proporciones sin precedente. Aquí algunos datos: casi 12 mil departamentos, 102 edificios, casi 700 locales comerciales, 22 escuelas, 6 hospitales, 3 deportivos, 4 teatros, un cine y dos rascacielos de 25 pisos (Relaciones Exteriores y Banobras). El arquitecto fue Mario Pani y el presidente qué inauguró la obra en 1963 fue Adolfo López Mateos.
Durante los siguientes 400 años después de la conquista la zona deja de tener interés habitacional, para los años después 40's del siglo XX sólo hay algunas vecindedes y los llanos se utilizan cómo almacenes, talleres y encierros ferroviarios, además de la estación de Buenavista.
Hacia los 50's la historia se repite; una orden emana desde el mismo sitio donde otrora se levantara el Templo Mayor, ahora ahí se encuentra Palacio Nacional, y la consigna es: la zona de Tlatelolco ha de ser opción para alojar a miles de capitalinos ante el crecimiento demográfico. Además el gobierno deseaba hacer gala de modernidad.
En está ocasión se utilizaron cerca de un millón de m2 para construir un complejo de proporciones sin precedente. Aquí algunos datos: casi 12 mil departamentos, 102 edificios, casi 700 locales comerciales, 22 escuelas, 6 hospitales, 3 deportivos, 4 teatros, un cine y dos rascacielos de 25 pisos (Relaciones Exteriores y Banobras). El arquitecto fue Mario Pani y el presidente qué inauguró la obra en 1963 fue Adolfo López Mateos.
Sí por Pani hubiera sido se habrá perdido todo vestigio prehispánico, afortunadamente desde 1944 se realizaba trabajo arqueológico, lo que valió para qué se reservaran espacios históricos y una explanada a la qué se dio el nombre de Plaza de las Tres Culturas.
En los siguientes años TLATELOLCO fue escenario de tres acontecimientos relevantes:
- El Tratado de Tlatelolco (prohibición de armamento nuclear en América Latina)
- La Matanza del 68 (20 muertos oficiales y más de 300 estimados)
- El terremoto del 85 causó el derrumbe del edificio Nuevoleón de 16 pisos y daños estructurales de 11 inmuebles más.
Tlatelolco,
pues ha jugado un papel determinante en la historia de México.
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