miércoles, 8 de abril de 2015

LOS BABY BOOMERS, UNA GENERACIÓN EXTRAORDINARIA


LOS BABY BOOMERS, UNA GENERACIÓN EXTRAORDINARIA



¿ERES UN BABY BOOMER?
Al terminar la Segunda Guerra mundial un fenómeno biológico/social se activó: el extraordinario y espontaneo crecimiento demográfico en algunos países. El Boom de los bebés ocurrió entre los años de 1946 y 1964.
Por contemporaneidad todos los nacidos en esos años somos Baby Boomers. Pero el hecho va mucho más allá de una simple anécdota o un mecanismo natural contra la extinción de la especie si acaso fue eso; Esta generación es la que ha ido a la cabeza en la ruptura de los paradigmas que han venido transformando a la humanidad entera en estas siete vertiginosas décadas.
Los Baby boomers hemos sido protagonistas del signo de nuestro tiempo: El cambio. En términos generales nuestros padres presenciaron algunos parte-aguas y atestiguaron sus efectos, pero apenas les tocó una probadita, no alcanzaron a dimensionarlos del todo, tampoco a gozarlos o sufrirlos. Si nos vamos al otro extremo nuestros hijos (Generación X), nacieron en medio de la vorágine tecnológica e informativa, y como sus referentes son históricos, perdieron la capacidad de asombro. En cambio a nosotros nos tocó experimentar de lleno lo bueno y lo malo de ambos mundos.
No sólo eso, los Baby Boomers nos hemos mantenido en la cresta de la ola. Prueba de ello lo ha dado el incremento histórico en ventas de ciertas empresas a lo largo de nuestro arribo a la escena. En los 50´s Gerber; en los 60´s Mattel; en los 70´s Levis; en los 80´s y 90´s GM y la llamada burbuja global inmobiliaria, en los 2000 Apple y en el último lustro las industrias farmacéuticas y turísticas se están frotando las manos.        
Somos la generación “sandwich”. Todo empezó cuando la población rural, que desde siempre fue la mayoría, inició la migración masiva hacia las urbes. Por ese motivo, bien que mal cada vez más niños tuvieron acceso a la educación, y con ello al eterno cuestionamiento del status quo.
Nosotros fuimos los bebés del Gerber y del Pablum, pero nuestros pañales seguían siendo de tela. Fuimos los niños del trompo, el valero, las canicas y la carreterita. Fuimos las niñas de las Matatenas, el resorte y el avión. Jugábamos en la calle Amo Ato, la Rueda de San Miguel y la Víbora de la Mar, jugábamos bote pateado, encantados, quemados, coleadas y tamaladas, Pero también nos tocaron la autopista Ledy y la señorita Lili (versión mexicana de Barbie).
Nosotros fuimos los niños de Kalimán en el radio, y en la televisión disfrutamos en blanco y negro de Cachirulo con fanfarrón y la bruja Escaldufa, Club Quintito con Genaro Moreno y Chabelo, nos aburrimos con los funerales de Kennedy, nos aprendimos la frase: “Jaque Mate Rey 2, aquí Torre Blanca”, escuchamos la tipluda voz de Chester obedeciendo a Matt Dillon y ¿Qué me dicen del “Pumm” “Cuaz” “Chazz” de los combates de Batman y Robin contra los secuases del Guazón o del Pingúino?. Los afortunados eran filmados en 8mm y los más afortunados podían presumir el Studebaker de papá.
Sin embargo, la cosa no podía quedar ahí, conforme crecíamos los avances tecnológicos nos maravillaban. Así llegó la televisión a color, donde se pudo admirar la llegada del hombre a la Luna. Aquí en México muy pocos lograron ver los colores de la bandera gringa, pero todos escuchamos las palabras de Neil Armstrong.
Si había teléfono en casa, era por supuesto de disco. Era la época de la Coquita de 35cts. y los veintes de cobre, surgieron las cámaras Kodak instamatic con su cubo mágico y las Pólaroid, pero las tareas de investigación aún se hacían en la biblioteca y se presentaban en máquina de escribir.
Ya mayores escandalizamos a nuestros padres con el estridente ruido al que ellos no aceptaban como música; el Rock & Rol y sus variantes, Elvis, los Beachs Boys, aquí en México los Locos del Ritmo y los Rockin Devils, luego The Beatles. Hicieron su aparición el pelo largo, las minifaldas y los pantalones acampanados (mi primer Topeka fue color mostaza). Hacia el final de los 60´s el asesinato de Matin Luther King y la guerra de Vietnam cimbraron nuestras inquietas conciencias; una efervescencia revolucionaria juvenil desató disturbios en Estados Unidos, Paris, Tokio, Roma, Berlín, Praga, Estocolmo y por supuesto México, que discurría entre granaderos, Olimpiadas, Mundial de Futbol y halcones. Surgieron los Hippies con su onda pacifista que trajo aparejado el amor libre, que a su vez revivió, pero de una manera más efectiva el viejo anhelo de la liberación femenina. Las drogas psicodélicas influyeron en la creación de una música más densa. Woodstoock y Avándaro en México reflejaron que con la liberación se corría el riesgo de libertinaje. Narcóticos más poderodos empiezaron a hacer estragos; figuras como Janis Joplin, Jimmy Hendrix y Jim Morrison fueron víctimas de sus excesos.
Las computadoras en los 70,s eran cada vez más un tema de la vida real que de ciencia ficción, pero ni de lejos podíamos aspirar a acceder a un armatoste de esos, a no ser que se nos hubiera ocurrido “la brillante idea” de incursionar en “las actividades del futuro” convirtiéndonos en perforistas o capturistas (personajes hoy extintos). ¡Ah, pero eso sí! Podíamos “chatear” en tiempo real. El término “Chat” aún no se acuñaba, y sin embargo, literalmente era posible sostener conversaciones a distancia con cuates y desconocidos, me refiero a la Banda Civil y su famoso código 10. Un clásico de sábado se habría escuchado así:

10-18, 10-18, aquí bigotitos en busca de pestañitas sin 10-31 para ir al Embudo… 10-8.
(Traducción: Hay algo para nosotros, somos chavos que queremos conocer chicas sin novio para ir a bailar… espero respuesta)

10-19, 10-11, primero 10-22, 10-80 en Tom Boy Insurgentes.
(No hay nada para ustedes, van muy rápido, primero vamos a conocernos, los esperamos en Tom Boy Insurgentes)

Sí el ligue cuajaba por la noche irían a la “americana” a bailar en la discotec El Embudo de la Zona Rosa. Curiosamente la música “Disco” marcó la transición de los tocadiscos a al track 8 y después a las caseteras. Los vehículos ya no estaban condenados a las estaciones de radio, pues con un auto-estéreo podías escuchar la música que eligieras.
Con los 80´s llegó la adultez, el matrimonio, los hijos y el contacto con la tecnología de punta, ya más al alcance de los mortales: Los teléfonos con teclado, que luego evolucionaron a inalámbricos, los televisores con control remoto, la posibilidad de enviar documentos por teléfono (Fax), el CD y su respectivo sistema de sonido (Fuera los casetes de cinta magnética), las videocaseteras (Video Centro incluido, así como la piratería en Tepito), Las cámaras de video (Quien poseía una BetaMax podía considerarse un hombre de éxito), las consolas de videojuego caseras (¿Quién no les compró a sus hijos un Atari o un Nintendo y esperaba a que se durmieran para desvelarse con Tetris o Mario Bross?), las PC (que al principio eran prácticamente calculadoras gigantescas con pantalla verde), y finalmente con los 80´s también llegó la consolidación del factor “Píldora” cuyo efecto no sólo inhibió nacimientos, sino contribuyó a modificar mentalidades.
Al final de esa década, la caída del Muro de Berlín determina la consumación de la Guerra fría. Preludiando unos intensos 90´s. El frágil bipolarismo cedería a una globalización donde el desgaste de las ideologías económico-sociales condujo a convulsiones planetarias: la Perestroika de Rusia, el despertar de China que le entra con todo a la economía de mercado, el Apartheid ve contados sus días, Europa vislumbra su unificación, La guerra del Golfo Pérsico divide a los países del Medio Oriente, los genocidios en África se vuelven costumbre, América Latina le apuesta al Neoliberalismo, aunque algunos países insisten en la ruta roja. En México todo parece ir bien, pero la economía “es sujetada con alfileres”.
En cuanto a la tecnología fueron los 90´s los años en los que realmente se domesticó la computadora, es decir es la época en que entró en los hogares para quedarse y dónde los avances más notables se dieron gradualmente; Internet, Windows, el DVD, Google y la carrera a pasos agigantados en materia de capacidad y velocidad. Pero también fue la década del efímero Beeper y la popularización del teléfono celular, cuya función era, por más de Perogrullo que parezca la frase: hablar por teléfono.
Es cierto, la generación X (nuestros hijos) son los amos del uso de estos artificios, pero nosotros los vimos nacer, crecer y desarrollarse y aunque siendo objeto de las burlas juveniles, bien que mal aprendimos a manipular suficientemente los, cada vez más sofisticados aparatos electrónicos.
Siglo XXI. Los radicalismos musulmanes ponen en Jaque a Occidente, mientras Latinoamérica llega tarde al debate Izquierda/Derecha.
La tecnología sigue marcando el rumbo, lo de hoy son los smartphons y las tablets como vehículo de las redes sociales. Querámoslo o no, el FaceBook y el Twitter están transformando la convivencia de las personas y las familias. Las formas de socializar, de hacer negocios y hasta de gobernar no son lo mismo que ayer, ni serán lo mismo que mañana.
Y los Baby Boomers seguimos a la cabeza. Ahora abrimos brecha a las nuevas formas de vivir lo que la sociedad considera cómo la última etapa de la existencia. Ésta generación se encuentra a medio camino de rebasar el umbral de la tercera edad. Sólo que llegamos masivamente y de una manera inédita. Hace no mucho cumplir sesenta años implicaba esperar con serenidad el final, asumir el único rol posible: el de los abuelitos que toleran o cuidan nietos, o los encargados de pasear al perro, ocupando espacios cada vez más aislados y con poca o nula influencia en su descendencia.
Es posible que los Baby Boomers que lean esto, piensen: no es cierto, mi mamá esto o mi papá lo otro. Y tendrán razón, pero esos casos de viejos dinámicos eran, o son excepciones que con el gradual aumento en la expectativa de vida se fueron convirtiendo en norma, hasta llegar al siglo XXI donde, para proyectar un cliché muy difundido: Si los 30´s son los nuevos 20´s, entonces los 60´s son los nuevos 50´s. Lo que, de ninguna manera significa que seamos más jóvenes, no aspiramos a eso.
Es, sencillamente que la actitud es diferente, manifestación que no obedece a una condición gratuita, sino a una serie de factores, siendo el primero, desde luego que nos acostumbramos a marcar tendencias ante un panorama sin precedentes.
Hoy muchas más personas cumplimos los sesenta años Hace un siglo la expectativa de vida era de cincuenta, hoy ronda los ochenta así que arribamos a una etapa que puede durar varias décadas. Por si fuera poco los más llegamos con suficiente salud y energía, incluso en el campo de la sexualidad (se admita o no el Viagra es otra primicia “baby-boomera”).
Inexorablemente, esa vitalidad se refleja en una visión del futuro promisoria; llegamos con muchas ganas de continuar adelante. Ya sea que tengamos o no resuelto el tema de la independencia económica, nuestras motivaciones difieren de las que teníamos hace treinta o cuarenta años. Los hijos ya volaron o tienen alas para hacerlo, si las metas profesionales se alcanzaron o no ¿Qué más da?, las pretensiones materiales dejaron de ser prioridad, las necesidades personales se reducen a su mínima expresión. Y no se trata en absoluto de resignación, apatía o falta de entusiasmo. Todo lo contrario; estamos habidos de disfrutar con plenitud el tiempo restante porque nos lo merecemos.
No en balde se ha acuñado un término que nos define: La Sexalescencia. Cito un post que ha circulado por redes sociales los últimos años: “Es una generación que ha pateado fuera del idioma la palabra sexagenario, porque sencillamente no tiene entre sus planes actuales el hecho de envejecer… Hoy la gente de 60 está estrenando una edad que todavía no tiene nombre” 
Hoy podemos ver a muchos sexalescentes ejercitándose en los parques o gimnasios; sí necesitan trabajar, lo hacen con dedicación; Los emprendedores de sesenta o más son tan pujantes como sus homólogos de cuarenta, sólo que ponderan mejor los riesgos; las aulas de talleres, diplomados e incluso carreras profesionales están siendo tomadas por alumnos que peinan canas, lo mismo aprendiendo artes plásticas que historia del arte, carpintería, macramé o creación literaria (cómo es mi caso); los grupos de ex compañeras de la secundaria generación 64-67 son cada vez más comunes en los restaurantes; La industria turística está orientando inversiones a un nicho de mercado más jugoso que el de los Sprint Breakers sin arriesgar sus instalaciones.
Si algún chavo, tuvo la incomprensible idea se seguir leyendo hasta estas líneas, que no se frote las manos, me temo que se desilusionará al entender que los beneficios que describí arriba son una exclusiva para la clase 46-64. Y es que, lógicamente las estructuras económicas se ajustarán a nuevas realidades, por ejemplo; la edad de jubilación se extenderá hasta los setenta y cinco años. Particularmente en México hay un bono extra para quienes habiendo cotizado en el IMSS – ISSSTE tomamos medidas a tiempo, en ese caso nuestras pensiones son estables de por vida, en tanto que las de nuestros hijos se ajustarán a lo que logren ahorrar en cincuenta años de trabajo.
Las fronteras de las generaciones no están perfectamente limitadas, se difuminan, lo que significa que los extremos están mezclados con las franjas de las generaciones contiguas. Estos conceptos, por lo tanto se pueden trasminar a gente de menos de cincuenta y de más de setenta, eso es normal, lo que no debería ser es que algunos de nuestros contemporáneos sigan atados a los viejos esquemas asumiendo papeles pasivos y sin plan de vida, porque entonces sí que se convertirán tristemente en cachivaches estorbosos.
Si, compañeros baby boomerezcos, ¡cuidemos nietos o paseemos perros! Eso puede ser una delicia, pero no cómo un recurso ocupacional, o cómo la dócil aceptación del gracioso encargo de nuestros hijos. Sino por convicción y sólo en la medida que nuestro gusto y nuestro valioso tiempo lo permitan. En lugar de competir con los video-juegos que enajenan a los niños de hoy, tengamos la chispa de cautivarlos con nuestra sabiduría, seamos sus cómplices enseñándoles de manera divertida las cosas importantes. Ahora que, si de la relación con la mascota de la casa se trata; no es lo mismo que el perro dé un paseo para hacer pipí y popó, o que nosotros seamos factor para que el animal gane un concurso de obediencia.
Los sesentones de hoy no somos un residuo de la especie humana, tampoco aspiramos a ser los ancianos venerables que honran ciertas culturas. Ciertamente gozamos de más experiencia, pero ésta ahora va acompañada de energía y longevidad, por eso afirmo que nosotros, los orgullosos Baby Boomers nuevamente marcamos la pauta en la evolución de la sociedad humana ¡y vamos por la cuarta edad!

Rodrigo García Leo