jueves, 18 de octubre de 2018

DIARIO DE UN AHUEHUETE


21 de marzo
Hoy por hoy soy un grano de polen, vivo en un condominio llamado escama, el vecindario es uno de
los miles que se ubican en una ciudad llamada cono. Mi cono es uno de los cientos que esta primavera está produciendo papá, mi padre tiene 316 años de vida, es un gran ahuehuete, y aunque no es ni el más grande, ni el más viejo es el orgulloso hijo del árbol de la Noche Triste; por lo tanto, soy nieto de un protagonista de la historia de México. Podría vivir unas cuantas semanas o unos miles de años. Por desgracia con toda seguridad lo que ocurrirá es lo primero, aún así lucharé para lograr una larga vida.
Estoy ansioso de cumplir mi misión; en el verano a mi alrededor habrá miles de piñas, conteniendo cada una en su interior decenas de lindas semillas, si logro acariciar una sola de ellas, la habré fertilizado y juntos podríamos convertirnos en un gran árbol como mi padre o mi abuelo.

21 de junio
Durante varias semanas mis hermanos y yo estuvimos luchando para que nuestra escama no fuera
desprendida del cono antes de tiempo, ahora veo muy cerca de mí muchísimas piñitas invitándome a habitarlas, entonces ya quiero volar hacia alguna de ellas, pero tengo miedo, podría suceder que el viento me alejara del árbol. Es cierto que, si eso ocurriera, todavía habría esperanza, pues las piñas de otros cipreses de Moctezuma también me podían acoger. Sin embargo, en la actualidad las probabilidades de esa opción son mínimas para granos de polen chilangos o de grandes ciudades; aunque en Popotla hubo un bosque de ahuehuetes, ahora los más cercanos están en Tacuba y en un parque llamado el Plan Sexenal, un poco más allá están los del bosque de Chapultepec, pero con tantos edificios de por medio sería imposible llegar hasta uno de ellos.

10 de julio
Después de varias semanas sin que sucediera nada, por fin el día de hoy sí que hubo movimiento,
desgraciadamente no como lo esperaba. Primero un pajarraco picoteó mi cono ¡maldito bicho!; en principio eso sería bueno porque propiciaría mi liberación junto con el regimiento de hermanos que eran mis vecinos y, estando las piñas tan cerca, flotar hacia un nidito de amor sería pan comido, pero el muy animal, antes de romper la cáscara dejó caer el cono conmigo abordo. Para mi mala pata en ese momento no había nada de viento así que fuimos directo al suelo. Eso dolió porque ahora alrededor de los troncos de mi padre y abuelo sólo hay pavimento, por fortuna una ligera ráfaga de viento ocasionada por un microbús que pasó con su escape abierto me elevó hasta alcanzar de nuevo el nivel del follaje. Pero había un problema; con la velocidad, siendo yo tan pequeño podría haberme seguido de largo, no sucedió por una telaraña que me atrapó, No sé si agradecerle o maldecirla porque al final de cuentas no llegué a donde quería y volví a quedar atrapado.

13 de julio
Menos mal que no le parecí apetecible a doña araña, se me hace que ni siquiera supo de mí. Hoy se
acercó una mariquita, yo creo que no vio la telaraña porque vino directo a la trampa, empezó a mordisquear un pulgón también atrapado. Sin darse cuenta era una cautiva más.
Con sus movimientos desesperados por zafarse me hizo un favor, porque al sacudir la tela yo quedé en tal posición, que solo bastaba un sopladito de viento para buscar mi destino, pero ¡Zas! Araña, alertada por la vibración avanzó hacia el epicentro, o sea hacia mí.
La batalla empezó, bueno más bien la matanza porque a esas alturas Catarina estaba en bandeja de plata ¡pobre! Yo volví a quedar sujeto entre los pegajosos hilos, traté de asirme a la única pata del insecto, que permanecía fuera del mortal envoltorio, eso sucedió porque uno de sus espolones se encajó en una hoja del árbol. El zangoloteo de nuevo me ayudó, ya estaba sobre una incómoda superficie negra y velluda pero libre de la maya de arácnido; listo para esperar la ráfaga de viento que me llevara a mi destino.
Sé que suena egoísta, pero la suerte de Catarina dejó de interesarme, yo estaba listo para partir suavemente. Araña jalaba lo que ya era un capullo, ahora la resistencia provenía de la rama donde se ancló la extremidad del insecto, cuanto más jalaba la araña, más se flexionaba la rama y la tensión aumentaba. Yo estaba muy atento de esa lucha sin darme cuenta que me posaba sobre la plataforma de lanzamiento. Lo que siguió no lo puedo narrar porque no me acuerdo.

14 de julio
Cuando desperté estaba nuevamente adherido a algo, esta vez fue un líquido viscoso, su apariencia 
era la de miel de maple, miré a mi alrededor y descubrí que ya no estaba solo, muchos granos de polen me acompañaban, aunque no todos parecían estar tan cómodos, su fallida misión eran las semillas de otras plantas. Yo estaba en el lugar de mis anhelos: la resina emanada del interior de las piñas femeninas de los ahuehuetes. Su función es capturarnos del ambiente para fecundar a las cinco o seis decenas de semillas que hay allá adentro.


Estuve varios días tomando el sol, el aire y el agua de lluvia del verano, después de mi odisea me merecía unas vacaciones, durante ese tiempo noté que mi casera, la piña que me acogió creció y fue cambiando de color, de pronto empecé a ser atraído hacia el interior, navegué en busca de la semilla más atractiva que pudiera, pero todas me rechazaban porque ya estaban preñadas. ¡Qué tonto fui!, me reprochaba a mí mismo, mientras papaloteaba afuera me perdí la gran fiesta. Afortunadamente la última semilla libre me abrió la puerta.
Ahora ambos somos uno mismo; un árbol en ciernes, una semilla fértil, sólo falta que la piña madure
durante el verano y bien entrado el otoño caiga en un lecho de hojarasca confortable a la media sombra de cualquier árbol que nos proporcione la humedad, la temperatura y la luz de sol exactas, ni más ni menos, para dormir lo que reste del otoño y todo el frío invierno. Luego por ahí de abril o mayo germinaré y con las lluvias del siguiente verano creceré varios centímetros. Después de un nuevo invierno estaré listo para convertirme poco a poco en un señor ahuehuete capaz de reverdecer por miles de años… Bueno, eso sucedería de ser yo uno de los pocos afortunados, lo que pasa es que en la naturaleza sólo uno de cada millón de granos de polen logra fecundar una semilla, luego sólo una de cada diez mil semillas logra germinar (como yo ya soy semilla germinada, ya nomás compito contra 9,999 colegas), por si fuera poco uno de cada mil retoños logra convertirse en planta, una de cada cien plantas logra convertirse en arbusto y uno de cada diez arbustos logra llegar al estado adulto.
Pero ¿qué crees? Eso pasó durante tal vez millones de años, y si bajo esas circunstancias yo quedara en el camino no me entristecería porque lo importante es que los más aptos sean los que continúen la especie. Desgraciadamente hay malas noticias, los humanos vinieron a meter su chuchara ahora la supervivencia silvestre es imposible porque ya no hay terrenos libres, todos son propiedad de alguno de ellos, y no parece interesarles que prosperen ramitas que no se puedan convertir en dinero, así que pasamos de ser retoños del árbol nacional de México a hierva perniciosa para los cultivos humanos. El resultado: los que milagrosamente prendemos somos arrancados de la tierra y arrojados en la basura, si bien nos va pasaremos a ser forraje de engorda para vacas “contentas”. Es por esto que cuando empecé a escribir este diario aseguré que mi vida duraría unas cuantas semanas. En fin, volviendo a la nueva realidad hoy por hoy sigo cómodamente dentro de mi piña. Tengo más o menos cuatro meses antes de regresar al nivel del suelo para la hibernación y, pase lo que pase yo disfrutaré el tiempo que me quede.  

1 de agosto
Durante toda la madrugada estuvo lloviendo, eso es bueno porque nos fortalece, lo malo fue
que hacia el amanecer un pertinaz viento azotó con fuerza desprendiendo el reblandecido vástago que nos sujetaba a la rama; cayó todo el racimo esparciendo piñas y semillas sueltas cerca del tronco de papá. Por segunda vez en veinte días recibí un porrazo de caída libre desde las alturas hasta la loza de la plaza del Árbol de la Noche Triste. Yo permanecí adherida a la piña, aunque esta se partió en dos.
La buena noticia fue que al ser tan temprano las palomas no tenían apetito, así que no fuimos parte del menú de su desayuno. Sin embargo, había otro riesgo: que Ignacio el jardinero asignado nos barriera y depositara en su carretilla.
Él es muy puntual, así que antes de las siete treinta debimos llegar a un gran tambo de basura. No fue así, Don Nacho es reumático y no se presentó a trabajar, el muchacho que lo suplió solo nos “orillo a la orilla”, para evitar la fatiga nos barrió hacia la base del tronco del árbol donde no hay pavimento (como para disimular que hizo su trabajo). Hubiéramos estado mejor arriba, pero al menos estamos a salvo de los pájaros. 

Albergaba una frágil esperanza de que pudiera permanecer donde las últimas semanas, con suerte  Pero no, era mucho pedir, hoy un señor, quién sabe con qué intenciones estuvo husmeando bajo toda la sombra de papá. Noté que traía consigo una bolsita de plástico. Evidentemente buscaba algo, al principio dudé que estuviera recolectando semillas de ahuehuete porque solemos caer hasta mediados de octubre y él debía saberlo. Eso me llevó a concluir que estar en sus manos sería el fin; me vi hirviendo en agua para un tecito medicinal.
podría germinar y crecer lo suficiente dentro de la valla que resguarda el tronco del hijo del Árbol de la Noche Triste, con unos diez centímetros de altura podría llamar la atención de un jardinero con iniciativa y algo de curiosidad que me rescatara y mudara ya de perdis a una maceta.
El humano se acercó al lugar donde, por casualidad estaba yo junto a cientos de colegas. Tan pronto  como vio el pedazo de piña que me contenía, su rostro se iluminó. Tomó el fruto en sus manos, la acercó a sus ojos, nos observó y a continuación mis temores se hicieron realidad; arrasó con cuanta piña y semilla suelta había en el lugar.
Al escribir estas notas me encuentro en una especie de campo de concentración. Viajo quien sabe a donde y con qué fin.


10 de septiembre
Mis compañeras de tragedia y yo estuvimos dos días dentro de una mochila, nos trajeron a un lugar 
llamado Tequisquiapan, el clima es agradable. Por ahora estamos tomando un baño de sol y sereno en una lata de atún. Esto ayuda a que todas las semillas nos desprendamos de las piñas, sigo temiendo en convertirme en infusión medicinal, espero que este no haya sido mi último reporte.


12 de septiembre
Hoy nos lavó con agua tibia corriente y luego nos dio una desinfectada con cloro, como si fuéramos lechugas. Hasta ese momento el estrés iba en aumento, pero cuando nos separó una por una, nos contó (somos 351) y nos acomodó en un mullido tapete húmedo, la esperanza renació; ahora estoy segura que podré germinar.  Nunca imaginé que pasaría unos días en un Spa, estamos relajándonos en servilletas humedecidas. Con dos días así nuestra cutícula se reblandecerá propiciando que todo ese caudal de energía que llevamos dentro explote a la vida ¡soy feliz!


14 de septiembre
Las semillas que tuvimos la fortuna de reposar en servilletas húmedas somos exactamente cien. Del resto no tengo idea de su destino, pero supongo que estarán bien. Bueno pues hoy fue el día tan esperado, a cada una de las elegidas se nos depositó en una capsula de sustrato delicioso. Tengo todo para poder germinar, si no lo hago deberá ser atribuido a factores biológicos al momento de la concepción, así funciona el proceso natural de continuación de la especie. Lo que está haciendo Rodrigo (así se llama nuestro cultivador) es sólo tratar de favorecer las probabilidades de éxito.

Soy regada todos los días, la temperatura es muy agradable, pero lo importante de hoy es que creo que ahí la llevo, hoy sentí cosquillitas dentro de mí.


22 de septiembre
Mi raíz rompió la cutícula que me cubre, fue un poco doloroso, pero ya probé el alimento que me proporciona mi cápsula, buscaré en estos días introducirme lo más profundo que pueda dentro de la tierra. Algunos de mis hermanos ya asomaron su encorvado tallo.

23 de septiembre
¡Allá voy! Ahora me tocó a mí ver de nuevo la luz, eso significa que oficialmente hoy nací. Por la    
madrugada mi tallo brotó de la coraza buscando con desesperación la superficie, además mi raíz se internó casi medio centímetro más para cumplir mejor la doble función: por un lado, firmeza, y por el otro absorción de humedad y nutrientes. Por si fuera poco, mis hojas cotiledonas reventaron por la mañana mis cáscaras para salir hacia arriba impulsadas por el impaciente tallo. Fue tan rápido que se podría haber visto sin necesidad de cámara rápida.

Mi tallo mide un centímetro y mis hojas primarias están completamente abiertas ¡Soy un retoño!

28 de septiembre
Hoy alegré a mi cultivador cuando le mostré mis primeras hojas verdaderas. Se llaman así porque no surgieron directamente de la semilla, sino del tallo, ellas se convertirán en el ápice, es decir la punta del árbol. Ya sé que para eso falta mucho, pero por algo se empieza, por lo pronto ya subí a la categoría de planta.


5 de octubre
Hoy me enteré que de las cien semillas plantadas hace tres semanas germinamos 31, nuestro cultivador estaba decepcionado -se ve que es principiante- esa cifra es magnífica comparada con el dato que comenté el día 26 de julio (1/10,000). No quiero imaginar su cara cuando note que 7 de nosotros ya murieron. Bueno eso son sólo estadísticas, lo importante es que somos 24 bien saludables.

11 de octubre
De nuevo somos 25, hoy (27 días después) nació el último de la camada, así que la taza de
germinación subió a 32 y el de mortandad se ubica en 21.9%

14 de octubre
Hoy hace un mes fui plantado, mido 26 mm y me siento muy bien. Espero seguir siendo bien
cuidado, la verdad es que a esta edad los retoños de ahuehuete somos bastante delicados: requerimos sol directo, pero no tanto porque nos marchitamos; nos encanta el agua en abundancia, pero si se le pasa la mano a nuestro cuidador nos podemos pudrir o infectar con hongos; Un poco de aire fresco nos hace bien y nos fortalece, pero una ráfaga nos puede arrancar o lesionar el tallo y por último aunque a la larga estaremos mejor a la intemperie, ahora no toleramos ni una noche fría.

19 de octubre
En tan solo cuatro días crecí medio centímetro, el grandulón de la camada ya mide 5 cm. no le tengo envidia porque yo ya desplegué mi primera rama lateral. El clima empieza a cambiar, en las tardes soplan vientos intensos y han caído lluvias durante las madrugadas que provocan amaneceres con temperaturas invernales. Lo bueno es que seguimos protegidos en un improvisado invernadero portátil, por lo que las horas frías las pasamos dentro de casa y el sol lo tomamos tras dos filtros, uno de plástico y otro de manta. Estamos cómodos.Sólo espero que Rodrigo no cometa un error fatal.












9 de noviembre
A pocos días de cumplir el segundo mes de haber germinado, Rodrigo me regalo mi casa nueva. Se trata de una maceta de cartón biodegradable donde, en teoría me sentiré más cómodo. El receptáculo fue preparado con una cama de gravilla para asegurar buen drenaje, se adicionaron tierra de hoja y humus de lombriz porque ya debo empezar a alimentarme con comida de adulto.
Afortunadamente cada uno de nosotros fuimos introducidos con todo y nido a la maceta. De esa manera nuestras raíces no sufrieron rupturas, sin embargo, espero que nos riegue bastante para que las nervaduras crezcan y se fortalezcan.


Una onda gélida extraordinariamente fría afectó a casi todo el territorio mexicano. En Tequisquiapan por el factor viento tuvimos temperaturas bajísimas, incluso menores que en Toluca. Por fortuna, a pesar de que mis requerimientos de agua y sol eran cruciales por la reciente mudanza, mi cuidador optó por mantener a toda la comunidad bien resguardada durante dos días enteros dentro del invernadero; la humedad contenida fue suficiente y mis hojas palidecieron un poco, pero no se quemaron con la helada.

8 de diciembre
En general la temperatura ha bajado, algunas mañanas son verdaderamente frías, en ese caso permanecemos dentro de casa, pero las más de las veces tan pronto como sale el sol calienta tan fuerte que no es posible retener humedad, afortunadamente somos regados uno por uno y regresados al invernadero donde tomamos sol indirecto durante varias horas. toda la comunidad va creciendo y fortaleciéndose.

Seguiré tomando notas en este mismo post, conforme vayan transcurriendo hechos dignos de ser contados. Hasta pronto.